Capítulo 83

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"Te quiero como para invitarte a pisar hojas secas una de estas tardes. Te quiero como para salir a caminar, hablar del amor, mientras pateamos piedritas. Te quiero como para volvernos chinos de risa, ebrios de nada y pasear sin prisa las calles. Te quiero como para ir contigo a los lugares que más frecuento, y contarte que es ahí donde me siento a pensar en ti. Te quiero como para escuchar tu risa toda la noche. Te quiero como para no dejarte ir jamás. Te quiero como se quiere a ciertos amores, a la antigua, con el alma y sin mirar atrás"

Elena suelta un chillido.

-Oh Dios, no puedo creer que tú tengas un novio como ese... realmente es una ironía de la vida-.

-¿A qué te refieres?-.

-Dime Alessa , en este milenio ¿cuántos chicos guapos, inteligentes, y que disfruten el romance crees que existen?-.

Me encojo de hombros.

-Son una especie en extinción, caramelo, y tú enamoraste a uno de ellos-.

Río quitándole de sus manos la fotografía y guardándola de nuevo en el desgastado libro de García Márquez.

-Mejor guardo esto. Sólo fue un pequeño detalle que tuvo antes de que regresáramos, Elena.

-Su primera fotografía juntos, con un poema así escrito atrás, al final de una fuga romántica la tarde de tu cumpleaños al puerto donde caminaron en la playa al anochecer y volaron globos de Cantoya, donde te dio ese brazalete tan hermoso con inscripción y fecha de la primera vez que te vio – suspira dramáticamente – ¡y tú lo llamas un pequeño detalle! – gruñe y yo río.

-Así es Gianluca...-.

-No, yo también lo conozco y no ha hecho nada de eso por mí... bueno, esa vez me dio prorroga con el ensayo de la crisis del 29, pero, venga, así es tu Gianluca. Él que está como un pequeño enamorado de ti, Alessa, la única persona en este mundo que no lloró con Diario de una pasión-.

Le ruedo los ojos.

-Está sobrevalorada, Elena-.

-Hasta Ed lloró, y ya conoces al bruto de mi hermano, es de la clase hombre muy "macho" que no llora en público-.

Río. - ¿Tú punto es...?-.

-Que ustedes dos son perfectos juntos – cubre sus mejillas con sus manos – y cuando se casen yo estaré allí para decir siempre lo supe-.

Mis ojos casi salen de sus orbitas.

-¿Qué? ¿De qué rayos...? ¡No!-.

-¿No te quieres casar con él?-.

-¡Jesús!, para Elena. Acabo de cumplir 18, mi mayor dilema es escoger una universidad, no un vestido de novia, esto no es el siglo XVI-.

-Si, si, si, ya sé, pero me refiero a que si quieres que ocurra... algún día-.

-Intento no pensar en el futuro, o sea, amo a Gian, pero... él es mi primer amor-.

Ella enarca una ceja.

-¿Cómo sé qué...? ¿Cómo sé qué...?-.

-¿Qué lo amas?-.

-No, sé que lo amo. Sé que no puedo concebirme estar con alguien más como lo he estado con él y no quiero... pero cómo sé que lo lograremos, ¿qué probabilidades hay de que una encuentre al amor a la primera? ¿No es demasiado de cuento?-.

Ella suelta a reír.

-Oh mi pequeña Alessa, mira – me toma del brazo y me hace sentar junto a ella – yo no soy una experta en el amor, pero si algo te puedo asegurar es que este no es de "ensayo y error" o experiencia. No es como comprar el par de zapatos perfectos donde tienes que recorrer varias tiendas y acechar las vitrinas en busca de ellos, probarte cientos y asegurarte de que tengan garantía. El amor llega, en la medida de nuestras necesidades y muy a menudo cuando menos lo esperas.

Il Mio Professore / Gianluca Ginoble (Il Volo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora