-¿Todas estas almohadas son para ti, hijo?
-Si-contesto fríamente Niall Horan, que aunque su naturaleza no era tratar a nadie mal, pero a quién le importa si él quiere comportarse como un idiota. Puede hacerlo ¿No?
-Solo firme aquí.
El rubio tomó la hoja que le pedían y puso su firma, evitando el corazón que ponía en la i normalmente. No estaba para nada que tuviera que ver con el amor.
Todos sus amigos estaban en una relación, sus estados de whatsapp eran las fechas de sus relaciones y comenzaban a ignorarlo, incluso Liam quien parecía notar más su soledad, quien además le sugirió declararse al gran Zayn Malik a quien conocía desde primaria y por quien suspiraba en los últimos meses, casi cumpliendo un año.
El siente lo mismo por ti, lo sé por cómo te mira, le aseguró el castaño y ahora tenía 500 almohadas, un castillo inflable, un inflable de unicornio, más de 300 tipos de chucherías...y su corazón roto. No saldría de su casa hasta su corazón sanara, claro si es que lo hacía. Si su plan no funcionaba se irá de ermitaño a las montañas, el plan b siempre funcionaria.
Habían pasado exactamente 60 horas y 33 minutos desde que su declaración hubiera fallado y ninguno de sus amigos lo había llamado para saber cómo se encontraba, y eso que había faltado a la comida que habían planeado, nadie le preguntó el porqué. Que buenos amigos, pensaba el rubio, ahogándose en su compasión.
Niall tenía dinero para tirarlo por la calle y no preocuparse por tener que conseguir más, Niall era un joven precioso, ojos azules, piel blanquecina y aunque su rubio fuera teñido, tenía buen cabello, buen cuerpo, buenos labios. No había signo de fealdad en él...pero aún así no era lo suficiente para gustarle a Malik. No era chica.
Pues así lo había dicho el morocho de ojos mieles del que estaba enamorado Niall, no era gay. Y se lo había reiterado con pena muchas veces esa tarde mientras que el rubio se guardaba sus lágrimas. Dijo que no le iba a los pepinos, que no le iban los palos...que no le gustaba el tocino, lo cual Niall encontró algo ofensivo ¿A quién no le gusta el tocino?
Conecto el castillo a la luz, haciendo que comenzará a inflarse, infló su unicornio y comenzó a sacar de las cajas todas sus almohadas, sus próximas y fieles compañeras durante un buen tiempo. Llenó su piscina con las almohadas y llevó el inflable-que había rellenado de sus chucherías- hasta allá,
Se lanzó con su pijama de monos a las almohadas tomando un impulso y cayendo sobre ellas y hundiéndose lentamente en ellas.
Desde arriba, por una de las ventanas de la casa su hermano observaba a su hermano sufrir con un montón de almohadas mientras se llenaba la boca de skittles y doritos a la misma vez. Solo esperaba que las almohadas estuvieran lo suficientemente cálidas para el rubio, no quería que se muriera de frío.
- ¡Maura! -Llamó a su madre-Tu hijo está loco.
-No seas cruel-lo regañó está-Está teniendo un mal momento. Ahora llévale estas mantas, no creo que entre a la casa hoy.
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- ¿Puedes creerlo? Dijo que no le gustaba en tocino-sollozo con la boca llena de nachos, contándole a su unicornio mientras lo abrazaba.
Había dormido en el castillo y desde que había despertado a las siete de la tarde, no había dejado de llorar, y ya habían dado las ocho. Seguro que él moriría primero a causa de tanta azúcar y grasa antes de que su corazón quedará reparado. ¡Estúpido Liam y sus consejos! De cualquier forma el estúpido fue el, por creer que sería correspondido.
-Niall, cariño. Hay alguien que quiere verte-le hablo su madre con esa voz dulce que le decía que en efecto era su madre y podría ir en busca de un abrazo cuando quisiera.
Limpio sus mejillas y sorbió su nariz, realmente esperando porque fuera Liam para poder golpearlo o Harry para poder limpiarse los mocos con su cabello, tal vez Louis para molestarlo con su estatura y poderse sentir mejor. Pero la vida siempre quiere encajar el cuchillo más profundo. Al salir del castillo se encontró con un moreno que se rascaba la cabeza nervioso y ni un rastro de su querida madre. Se lanzó a la piscina de almohadas, queriendo hundirse lo más rápido que pudiera, llegar hasta el fondo y quedarse ahí hasta que Zayn se fuera, o bien hasta que se quedara sin aire.
-Nialler, todos estamos preocupados por ti, ¿Saldrás de tu piscina del almohadas?
¿Preocupados? ¿Dónde estaban los demás, entonces?
-Já-rió secamente. ¡¿Por qué no se hundía?!
-Supongo que todo esto es mi culpa-dijo sacándose los zapatos, iba hacerle compañía al rubio-Lo siento, pero no estaba preparado.
-Ni yo -murmuró sin ganas, y se dio la vuelta para ver el cielo.
-Eres un chico espléndido. Y te quiero mucho Niall, te conozco desde hace mucho pero...
-No te gusta el tocino-término Niall.
Zayn se acostó a un lado de Niall mirando las estrellas detenidamente, abrazando una almohada: -No es eso.
- ¿Qué es, entonces?
-Me asusta.
-¿Te asusta que un chico se haya enamorado de ti?
-Me asusta no poder comprender lo que siento por ti, duende.
Nadie dijo nada por varios minutos, Zayn no sabía qué más decir y Niall no sabía cómo reaccionar. Había conocido a todas a las novias del morocho, todas guapas, aunque le molestara, Zayn nunca había tenido la pinta de sentir algo por algún chico, en su grupo de amigos siempre habían sido cariñosos y era totalmente normal para ellos. Niall nunca había notado que Zayn a veces iba un poco más cariñoso con los abrazos y con la protección que le daba. Liam, sin embargo había notado todo, sabía que todo lo que iba entre ellos dos, pero uno se la pasaba compadeciéndose y el otro negándose.
-¿Qué quieres decir? -preguntó por fin el rubio.--Me gustas Niall, más de lo que deberías y me asusta mucho. Soy nuevo en esto, nuevo en querer a un chico. Pero quiero intentarlo, por eso vine.
- ¿Es una broma?
-No. Tendrás que enseñarme cómo funciona esto, el primer paso es el beso ¿No?
Niall se sonrojo ante la mención de un beso, como había esperado por un beso de Zayn.
El morocho pego sus labios lentamente con los de Niall, sorprendido por la suavidad de estos. Comenzó a mover lentamente, esperando que Niall encontrará el ritmo para poder comenzar a subirlo de tono, eso solo les tomó unos cuantos segundos.
-El castillo-dijo entre el beso y se separó para que ambos pudieran ir al castillo. Quería tener una larga sesión de besos con Niall.
- ¡Maura! -Gritó Greg--u hijo se estaba besando con un chico.
- ¡Por Dios, Greg! Vete con tu esposa ya y deja a los muchachos en paz-dijo Maura y le dio un golpe en la cabeza para que de una vez por todas se alejara de la ventana.
La madre de Niall miró enternecida a su hijo y a su amigo brincar en el castillo inflable. Llamaría a sus amigos para que se unieran.
- ¡Zayn! -rio su hijo y sonrió feliz. Cerró la cortina de la ventana y se alejó. Que los muchachos tuvieran su momento, ya vendrían sus otros amigos.
- ¡Estás loco! -carcajeo Zayn, lanzándole almohadas a Niall, este se las regresaba sin poder dejar de reírse.
-Llegamos a tiempo ¿No?
Louis entro al castillo, seguido de Liam y Harry. Zayn y Niall se miraron cómplices y comenzaron a lanzar las almohadas a sus nuevos acompañantes.
Esa noche los cinco amigos durmieron juntos en el castillo, acompañados del señor unicornio. Habían tenido una emocionante batalla con las almohadas, mucho mejor que intentar ahogarse en ellas.