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Zayn Malik nunca pensó que podría llegar a volver a tener confusión, pensaba que nunca más su vida se iba a llenar de bruma. Aquellas iban a ser las mejores vacaciones de su vida junto a su prometida Gigi. Había planeado que ambos se recostarían en la arena cerca de la orilla, las olas se estrellarían a sus pies, nadarían en el agua cristalina y se besarían a la luz de la luna, caminando entre las callecillas de Positano. Harían el amor en su habitación suite con vista a la gran playa y las luces. Su madre los despertaría tocando a la puerta para apresurarlos a desayunar y disfrutarían de la mañana en la piscina. Aquellos eran sus planes, pero a penas su primera noche, todo había cambiado.

Esa mañana el sol brillaba con fuerza sobre el puerto, donde algunos barcos coloridos se alejaban en el agua cristalina con turistas. Zayn miraba al horizonte buscando en el reflejo del sol sobre el mar, su sonrisa. Cuando lo vi por primera vez, pensó que trataba de un exceso del vino que había tomado durante la cena, pero al atardecer del siguiente lo había visto de nuevo, lo había visto oculto entre los barcos sonriéndole. Y esta vez le escucho decirle: "A la orilla más cercana del monte"

No lo estaba buscando, o tal vez lo hizo porque lo encontró. Había salido a caminar entre las zonas con vegetación y había llegado a una parte pequeña con varios metros de separación de mar, se quedó mirando hacia abajo en el agua minuto tras minutos, observando las olas chocar contra las rocas. Se sentó a la orilla sin temer caer, casi podía sentir la brisa tocar la suela de sus zapatillas deportivas. El aire le llevaba el olor del mar directo a sus fosas nasales y en su piel se impregnaba la sal del mar y en piel brillaba el sol de las 9 de la mañana. Y entonces lo vio, de piel blanquecina bronceada, una sonrisa casi tan brillante como un rayo de sol. Lo vio y no supo nada más. No supo si se trataba de un hechizo que el hombre sireno había puesto sobre él, solo quería verlo una vez más.

El ser saludo con la mano antes de sumergirse de nuevo al agua y a alejarse. Sin tan solo Zayn supiera explicar cómo fue que lo encontró todos los días de la semana siguiente y que cada vez era más cerca, hasta que lo vio en el agua que sus pies tocaban.

──Si lanzas una piedra podré oírla a kilómetros, siempre y cuando la lances desde aquí──le había dicho el sireno que se había presentado a él mismo como Niall. Ser mágico de aguas frías, emprendiendo un viaje por aguas cálidas.

El día siguiente, Zayn huyo del agua. Se adentró al centro del pueblo de la mano de su prometida Gigi. Visitaron la catedral, Gigi pensando en su boda, Zayn asustado de sus propios instintos. Temía de lo pudiera hacer si se dejaba llevar. No podía volver a dejarse ir por la curiosidad que le rodeaba.

Zayn no era católico pero quería rezarle a cualquier Dios que lo detuviera. A veces el mundo parecía que le jugaba bromas pesadas. ¿Por qué se sentía atraído a la criatura? Había tantas cosas que Zayn temía pero no sabía cómo huir de ellas; el amor y la atracción al sexo opuesto se había vuelto uno de los mayores. Gigi le ofrecía la seguridad que nadie en el más podría darle. ¿Cómo decirle que estaba a punto de perder la cordura?

No supo cómo llego hasta él.

──¿Me has estado siguiendo? ──pregunto Zayn cuando lo tuvo de frente por primera vez.

──Es imposible seguir a alguien de tierra por agua. Me has estado buscando.

──Yo...yo no.

El sireno paseo sus manos húmedas por su cabello rubio casi blanco y echo varios mechones hacia atrás, se levantó un poco, sacando su torso del agua y esbozo una sonrisa juguetona que le causó una sensación desconocida a Zayn, una que le recorrió cada parte de su cuerpo.

Thangs and Stuff; ziall (Edición)Where stories live. Discover now