Capítulo 1

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―¿Hoy tampoco irás al instituto?

―No Zayn, recuerda que sigo enferma.

―Bien.

Sonrío, me levanto de mi cama, me dirijo a la parte trasera del televisor y lo enchufo. Una vez que se enciende, le subo el volumen.

Me siento feliz al ver que se quedó en el mismo canal en el que lo dejé anoche: MTV. Es mi canal favorito. Por lo que al estar enferma y en cama, es una buena excusa para verlo.

―¿No se supone que estás enferma?

―¿Cuándo será el día que aprendas a tocar la puerta antes de entrar?

―Yo pregunté primero.

―¿Qué tiene que ver que esté enferma con que vea la televisión? No seas dramático hermanito, solo es una fiebre.

―¿Segura que no estás fingiendo?

¿Cómo se le ocurre?

―¿Qué?

―Se te ve más sana que ayer.

―Toma la temperatura si quieres.

—A veces pienso que es psicológico —entrecierra los ojos.

—Sí, como tu digas.

Yo nunca fingiría una enfermedad y si lo hiciera no me saldría bien. Nunca me salía cuando era pequeña, mis papás no me creían. Así que Zayn no me creerá ahora.

Sí, mi hermano se ha vuelto más sobreprotector conmigo después de lo que pasó con nuestros padres, tan solo recordarlo me da escalofríos y unas inmensas ganas de llorar. Desde ese día, hace medio año en el que nos enteramos que nuestros padres fallecieron gracias a aquel maldito choque de autos, Zayn prometió cuidarme, no dejarme sola jamás y que siempre me apoyaría en lo que esté dispuesta a hacer con mi vida, se lo agradezco tanto que no sé qué haría sin él.

―39° C, te salvaste enana.

―Ok.

―Vic, ¿estás bien? ―se acerca a mí y me mira con suma preocupación ya que sin darme cuenta, estoy derramando lágrimas. Lo que me faltaba, odio que me vean así.

Al parecer, Zayn entiende la razón por el suspiro que suelta. Así que se limita a abrazarme. Solo había pasado un año y era algo bastante difícil de superar. Hasta ahora. Solo nosotros dos nos salvamos, me sentí tan frustrada ese día, juro que hubiera dado mi vida por ellos.

―Shh, ya está fea, no llores ―me mira con los ojos cristalizados y besa mi frente.

―No me digas así ―le doy un golpe fuerte en el brazo y el suelta un fingido chillido de dolor.

―Ay enana sab...―lo interrumpo.

―Así tampoco.

―¡Qué amargada!―blanqueo los ojos y lo abrazo devuelta.

―Gracias hermanito —le doy una cachetada suave.

―Te amo fea —se levanta de la cama y se dirige a la salida de mi habitación― Voy al trabajo, si quieres comer algo... Ahí está la cocina —dice serio y después ríe burlón.

―¡Adiós! ―agarro una almohada y se la aviento, ágilmente la toma en el aire y me la regresa. Para que no le devuelva la almohada voladora, cierra la puerta antes de que también le aviente la lámpara.

Así es nuestra hermosa relación de hermanos, tenemos nuestros momentos clichés y al rato ya estamos insultando o tirando cosas, el uno al otro. Somos adorables ¿cierto?

Hidden Feelings [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora