Hidden Feelings [H.S]

Capítulo 18

— ¡Eli! ¡La guitarra no va a entrar en mi casillero!

—No te vuelvas loca, ¿en qué momento se lo piensas dar?

—En el periodo libre.

—Está bien, yo te la llevo a esa hora.

— ¿De verdad? ¡Dios! No sé que haría sin ti.

—Absolutamente nada —me sonríe con cinismo.

—Ajá, sí, adiós.

(*)

—Jóvenes, la directora me acaba de informar que de este salón y de mi materia, fueron elegidos siete alumnos para una visita de estudio. Esto se sumará a la nota del examen trimestral, es muy importante que vayan.

Que no diga mi apellido.

—Savage, Evans, Myers, Styles...

Oh no.

—Payne, Scott y...

Que no diga mi apellido.

—Attaway —Ay no—. Vengan a mi escritorio para entregarles las autorizaciones, por favor.

(*)

—No quiero ir —lloriqueo y recuesto mi cabeza sobre el hombro de Harry.

Sí, sobre su hombro.

—Pues no vayas.

—Pero es una nota importante, biología encima.

—Pues anda. Yo sí voy.

—Ja, que gracioso estas hoy Styles —miro mi reloj ¿Elliot habrá llegado ya?— Vuelvo en un momento.

— ¿A dónde vas? —sonrió y agito mi mano sin darle importancia a la situación.

Tomo mi teléfono que se encuentro en el bolsillo de mi pantalón y me dirijo a los servicios higiénicos. Busco el número de Elliot en mi lista de contactos y le marco.

Espero que ya haya llegado.

— ¡Qué!

—Linda forma de saludar a tu prima —respondo con sarcasmo.

—Ah, perdón, no vi quien llamaba solo contesté ¿cómo andas?

— ¿Cómo ando? ¡Dios! ¿Acaso no vendrás?

— ¿Yo? ¿Pero para qué? —dichas esas palabras, mi corazón empieza a latir rápidamente. Elliot no me está haciendo esto, no es posible que se haya olvidado.

— ¡La guitarra! —grito y llamo la atención de una chica que sale de unos de los cubículos, recibo una mirada rara por parte de ella. Yo le sonrío inocente y bajo la mirada avergonzada.

—Woah tranquila Vic, solo jugaba, ya estoy afuera —y dicho eso, cuelgo la llamada.

Salgo del baño y corro a la puerta del instituto, menos mal que por ser hora libre podíamos salir... Hasta cierta distancia, porque luego están los guardias que no permitían que nadie se escape.

Pff ¿quién haría eso?

Creo que yo.

Corro y corro buscando a mi primo entre los autos estacionados que se encontraba afuera. Muerdo mi uña mientras lo busco con la mirada, me pongo de puntillas para una mejor vista y por fin lo veo. Voy hacia él para arrebatarle la guitarra y una cuerda suena debido a mi fuerza.