Hidden Feelings [H.S]

Capítulo 34

La luz del cuarto del hospital me obliga a cerrar los ojos con fuerza y quedarme unos minutos así. Hasta que empiezo a parpadear y mi vista se acostumbra. Frunzo el ceño al darme cuenta que no veo las paredes cremas de mi habitación, sino un color blanco más el olor de químicos y analgésicos. Tal vez por eso aún me siento encerrada.

Nos hemos quedado dormidos ¿Ya amaneció o solo pasaron unas horas?

Ni siquiera recuerdo si la última conversación que ambos tuvimos fue en la mañana o en la noche. Vería la hora pero me da flojera sacar el celular.

Giro mi rostro y lo observo. Parpadea con los ojos cerrados un par de veces mientras tiene el ceño fruncido y hace una línea con sus labios. Está soñando. Ya se sabe con quien, él suelta una risa baja, risa que me hace sonreír, a pesar de no ser yo la que está en ese sueño.

No puedo evitar sentir molestia, él nunca la olvidará, de eso estoy segura.

Dicen que los sueños solo duran unos segundos ya que el chico ya dejó de pestañear y ahora está abriendo sus ojos y volviéndolos a cerrar así como yo hice hace unos instantes.

—Hola durmiente —me mira y sonríe. Aún estamos con las manos entrelazadas solo que con algunos dedos sueltos por parte de Harry.

—Te faltó decir bello —su voz mañanera es la cosa más hermosa y... sexy que he oído en mi vida. Y su ego acaba de crecer por él mismo. Idiota.

Mi idiota.

Harry cierra los ojos y se mantiene así, entonces yo lo imito. Al parecer se encuentra de mejor humor y eso me alegra un poco.

—Hola durmiente —repito y ríe.

—Envidiosa —suelto una carcajada y me callo— Shh, ¿dormiste bien?

—Supongo que sí —bostezo— ¿Tú?

—Algo, esta cama no es muy cómoda, extraño la mía —suspira.

Harry aprieta mi mano y suelto un quejido que por suerte él no llega a escuchar, o eso es lo que yo creo.

— ¿Estabas soñando, no?

— ¿Me estabas observando, no? —dice divertido. Abro los ojos mientras él aún los mantiene cerrados. Me sorprende que él se mantenga fuerte después de lo que le conté hace unas horas, sabiendo que es bastante sensible y muy fácil de quebrarse. Es digno de admirar. Aparte de su rostro que aún no dejo de mirar a pesar de lo pálido que está. Ese rostro recuperará el color cuando alguna enfermera entre con la comida.

¡Harry aún no come!

Que buen servicio.

—Yo pregunté primero —sin darme cuenta estoy acariciando uno de sus dedos pero él no se inmuta y solo sonríe al sentir mi toque.

—Bueno, sí. Estaba soñando, ¿tú no sueñas?

— ¿Con quién?

—Ahora yo pregunté primero.

—Si sueño, pero hoy no. Ahora dime ¿con quién?

— ¿Estás celosa? —dice con tono burlón.

— ¡Harry!

Dejo de acariciar sus nudillos y le doy un palmazo por no querer golpear el resto de su cuerpo para no hacerle más daño. Pero cuando se sane se las verá con esta boxeadora que él mismo bautizó.

—No te lo diré, es personal —me guiña el ojo.

¿Qué significa eso?

—Anda dime —le ruego haciéndole cosquillas en su barriga y su risa es música para mis oídos.