Capítulo 36

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¡Por fin en casa! Tuve que quedarme con Jill para hacer un horrible trabajo que debemos presentar el día de mañana y nunca me había sentido más exhausta.

Necesito mi cama urgente. Son cerca de las doce de la mañana y las luces se encuentran apagadas, así que sin hacer mucho ruido, subo las escaleras de puntillas y camino igual hasta llegar a mi habitación. Prendo la luz y ahogo un grito del susto al ver a la persona parada cerca de la ventana.

— ¿Qué tienes con asustarme? No sabía que estabas aquí. Lo que sea, traje tus apuntes —me acercó a él y deposito un beso en su mejilla. Mi corazón da un pequeño vuelco cuando siento mis labios húmedos.

—Que fea vista —es lo único que articula el chico con la voz apagada.

No de nuevo.

Me asomo por la ventana para ver lo que sus ojos verdes perciben y suspiro pesadamente. Espero que Harry no lleve un buen rato viendo el mal aspecto que tiene la casa donde vivía. Aunque por la hora que es, me hace pensar lo contrario.

Acaricio su hombro para reconfortarlo y él se voltea para mirarme y dar una pequeña sonrisa antes de besar mi frente que trae como consecuencia a que las mariposas en mi estómago vuelvan a bailar.

— ¿Por qué no te has dormido? —lo sigo hacia mi cama y me siento a su lado.

—Soy un masoquista —pasa la mano por sus ojos y recién se percata de sus lágrimas— Mierda.

Oh, dime algo que no sepa.

—Ya no hagas eso Harry, te haces daño —apoyo mi barbilla en su hombro mientras admiro su perfil. Hermoso.

—Fue curiosidad, no sabía que iba a doler tanto. Pero ya está, tienes razón, no lo volveré a hacer —suspira rendido— Has llegado muy tarde.

—Los estúpidos trabajos que nos dejan, tú sabes —pongo mis manos debajo de la tela de mi polera y me detengo— Iré al baño —Harry me mira travieso y asiente.

No me demoro ni cinco minutos en cambiarme y ponerme la pijama. Me da un poco de vergüenza y eso que Harry me vió vestida así la madrugada de ayer. Harry se encuentra sentado en la parte derecha de la cama. Le gritaría por robar mi ubicación, pero por su problema en el tobillo, prefiero aguantar y no decir nada.

—Lindas ovejitas —se muerde el labio inferior mientras aguanta las ganas de reír.

Subo a mi cama y me tapó con las mantas hasta cubrir mi cabeza. Y por fin, desde que llegué, lo escucho reír, a lo que yo hago lo mismo debajo de las telas.

— ¡Cállate! ¡Ya me viste así anoche!

—Entonces no te escondas —me quita las mantas de un tirón y un fuerte aire me envuelve.

— ¡Oye! —agarro las sábanas y vuelvo a taparme con ellas solo que esta vez, hasta la cintura. Lo miro entrecerrando los ojos y me cruzo de brazos— ¿Feliz?

—Mucho mejor —me sonríe y besa la comisura de mis labios.

Sigo sin poder creerlo.

— ¿Tu no duermes en la habitación de Zayn? O espera, él no está en casa ¡Aprovecha, tienes el cuarto para ti solo! —lo digo tan rápido que no entiendo como es que mi lengua no tiene nudo.

— ¡Tranquila pequeña! ¿Quién te apura? —dice riendo— Digamos que hice un pequeño escape, por suerte no me caí. Además no quiero dormir solo —después de esto posa sus labios sobre mi mejilla durante varios segundos.

Harry. Si te calmaras un poco creo que todo sería mejor. Pero no quiero decirle, aunque no lo haya admitido frente a él, igual me gusta que sea así de cariñoso conmigo.

Hidden Feelings [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora