Capítulo 37

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—Buenos días, bella durmiente. Aún recuerdo que no querías llamarme así y tuve que tragarme mi dignidad —el chico suelta una carcajada que hace que termine despertando del todo.

Salto rápidamente de la cama deshaciéndome del abrazo de Harry y busco mi celular por toda la habitación, cuando lo encuentro, lo prendo y veo la hora. Suspiro aliviada.

— ¡Dios, Edward! Me hiciste creer que ya era el día siguiente.

— ¿Y? Mañana es sábado.

—Te recuerdo que sábado también tenemos instituto —digo pasando el peine por mi cabello y caigo en la cuenta de que extraño los brazos de Harry alrededor de mi cuerpo.

Me dirijo hacia el cuarto de baño para darme una lavada de cara y relajarme con el agua helada cayendo sobre esta. Con la liga que tengo en la muñeca me hago un moño desordenado y salgo del baño. Río internamente al darme cuenta que ya no me importa mi apariencia sabiendo que Harry se encuentra en la misma habitación que yo. De por sí, ya nos hemos acostumbrado a vernos uno al otro en las peores condiciones, así que verme bonita o no, ya pasó a segundo plano.

—Haces mucha bulla al roncar —suelto una carcajada.

— ¡No ronco! Y déjame decirte que tus brazos no son nada cómodos.

— ¿Ah no? Si no lo fueran, ¿por qué roncarías?

Tou... Iugh no.

—Seguro estabas soñando —digo mirándolo desde el espejo y sé que no soy la única que está sonriendo. Nuestras sonrisas no se desvanecen para nada.

No es por presumir, pero esa sonrisa en el rostro de Harry no la había visto desde hace tiempo. Esa sonrisa suele ser parte de él cuando se encuentra enamorado. Suspiro y maldigo que él haya escuchado.

—No suelo ver esa sonrisa muchas veces, ¿eh?

Al parecer él también acaba de darse cuenta.

—Tú tienes la culpa.

—Yo tengo la culpa —asiente— ¿Sabes por qué estoy sonriendo también? —me mira curioso.

— ¿Por qué?

—Tú tienes la culpa, cariño —lo miro entrecerrando los ojos— Te juro que si pudiera caminar con normalidad, estaría abrazándote por detrás, pero como la vida me odia aquí estoy apenas pudiéndome levantar.

La sonrisa de ambos ya no existe.

Termino de ponerme la chaqueta y luego me acerco a él para envolver mis brazos alrededor de su cuello.

Es mi turno de hacerlo sentir fuerte.

—Escúchame. Sabes muy bien que no estás solo en esto, ¿entiendes? Tienes a mucha gente que te ayuda y apoya, deja de decir que la vida te odia, por favor. Anne te ama, Gemma te ama, tus amigos te aman...

— ¿Y tú?

— ¿Yo qué?

— ¿Me amas?

El sonido de mi teléfono me hace querer gritar la frase "Salvada por la campana". Esa pregunta no era de esperarse, no sabría que respuesta darle. ¿Lo amo? Yo creo que tendría que pasar más tiempo con él para hacerlo. Pero, vamos, he estado más tiempo a su lado de lo que ambos podríamos imaginar. Hemos estado juntos en las buenas y en las malas. Nunca me he sentado a pensar en si lo amo o no. Lo quiero, sí, y demasiado. Pero ahora para que Harry tenga esa duda quiere decir que: ¿Él me ama?

Tan solo pensar que eso podría ser verdad, hace que mi corazón se altere y que mis piernas empiecen a flaquear, por lo tanto, me siento en el borde de la cama dándole la espalda al chico para que no vea mis mejillas ruborizadas.

Hidden Feelings [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora