Anécdota de @1Dpau293
Esto sucedió cuando tenía entre siete u ocho años, pero todavía lo recuerdo a la perfección. Estaba en mi casa, para ser más exacta en la cocina, la cual tiene dos puertas que dan al jardín; ahí se encontraba mi papá.
—Pau, ven —exclamó él desde el jardín.
Así que intenté salir por la puerta más cercana, una con rejas por donde, según yo, cabría. Mi cabeza no entraba, pero como soy floja... decidí intentarlo una vez más. UNO DE LOS PEORES ERRORES DE MI VIDA.
Esta ocasión puse algo más de fuerza... y pasó. Mi cabeza quedó ATORADA.
Y como cualquier pequeña asustada, comencé a llorar; mi papá tuvo que ir a la ferretería por pinzas para cortar el metal. Por suerte la ferretería estaba cerca, ¡pero eso no detuvo a mi hermana de burlarse de mí!
Mi papá hizo un corte al tubo junto a mi cabeza, igual arriba y abajo.
Moraleja: si tu cabeza no cabe en un hueco (en especial si está hecho de metal), NO CABE.
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Anecdotario Público
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