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Día 2

El despertador suena a las seis de la mañana. Misma hora de todos los días, sin embargo hay algo que no me he visto venir...

Al abrir los ojos, me encuentro con el techo en la habitación de Theo, su brazo sobre mi pecho y una de sus manos cerrada en mi teta derecha. Miro a un lado y está dormido aunque con el entrecejo fruncido mientras mi despertador chilla una y otra vez mi canción favorita de Cerati.

Estiro la mano liberándome del brazo que me apresa y llego al aparato que suena hasta que logro silenciarlo.

En el instante que veo la hora, también soy consciente de tantas tareas que debo realizar ahora mismo: darme una ducha, buscar ropa limpia, volver a mi residencia, buscar los cuadernos para las clases de hoy, desayunar y como si fuera poco, resistirme al sensual cuerpo de Theo que descansa desnudo a mi lado, al igual que el mío, ambos cubiertos apenas en los pies por unas sábanas blancas desordenadas al final de la cama.

-Noooo-se queja él a mi nuevo intento infructuoso por levantarme.

-Theo, llegaré tarde a clases.

-No vayas-responde. Tiene los ojos cerrados intentando conciliar nuevamente el sueño pero estoy segura de que no hará tal cosa mientras siga intentando oponerme a su fuerza.

-No puedo faltar. Hoy tengo examen de Griego.

-Yo te puedo enseñar todas las lenguas que gustes. Empezando por la mía.

-Esa ya la conozco-río.

-Siempre puede hacer cosas nuevas.

Me sonrojo recordando la noche que tuvimos.

-Ya lo creo pero debo irme. Y tú también tendrías que levantarte, no estás exento de las clases.

-Yo hoy no tengo clases.

-¿Y quién lo dice?

-Yo.

Ufff.

-Theo...-me quejo ofreciéndole un nuevo plan-: Luego de la noche que tuvimos, es necesario una ducha.

-Anoche me lavé los dientes antes de ir a dormir. Y tú también.

-No alcanza y lo sabes-río.

-Si te quedas conmigo, es suficiente.

-Si te levantas conmigo, dejaré que te metas en la ducha mientras yo esté ahí.

Él abre los ojos de golpe y sus ojos grises resplandecen a la luz natural que entra por las cortinas entreabiertas.

-Es un trato justo-me dice por fin. Se levanta de inmediato de la cama y busca toallas en su armario mientras hago lo propio pero con el objetivo de encontrar algo de su ropa que me quede y no parezca de una banda de rap-. ¿A qué hora entras?

-A las ocho... ¿Tienes algo que no sea color negro?-le pregunto con algo de indignación. Este chico necesita un cambio de vestuario urgente.

-Hay camisetas color gris por ahí.

-Vaya, todo un logro-me mofo y le quito una de las toallas que ha sacado para mí. Me cubro los senos y la parte delantera mientras camino en dirección a la ducha, sintiendo el peso de su mirada tras de mí.

-Hoy quiero Tracy de desayuno-murmura. Estoy segura de que me mira el trasero.

-Ya tuviste ese menú en la cena-asimilo abriendo el grifo de agua caliente-, y comer todos los días lo mismo aburre.

-De ti no me cansaría jamás, hermosa.

Theo se mete a la ducha y me obliga a entrar con él.

De pronto la humedad de sus besos se mezcla con el vapor. Con el olor a menta, a jabón y su masculino aroma al cual siempre estaré sometida con placer.

BOY TOY #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora