"Boy toy" es un chico de juguete, te sirve para una noche y luego pasas de él sin involucrar tus sentimientos. Al carajo tus chicos malos, que empiece la fiesta.
Advertencia de contenido adulto +18 y violencia
Alcanzo a quitarle el teléfono a tiempo y lo apago.
—¡Mira cómo estás!—me dice—. ¡Dime qué te ha hecho esta vez! Yo sabía que tarde o temprano regresarías así, no debería haberte dejado ir la última vez sabiendo que él...
—Mamá, ¡él no tiene nada que ver!
¿Qué mierda? Vamos, niña, sí que tiene que ver. Está bien que eras Santa Smith pero el Espíritu Santo no te ha tocado un pelo.
—¡O sí...!—me retracto.
Y la abrazo.
Movida por las emociones la envuelvo en un abrazo lleno de lágrimas que le humedece el hombro y al cual ella corresponde con dudas pero logra calmarme...en parte.
De pronto unos faros iluminan la ventana pero lo ignoro en cuanto me aparto de ella y la miro a los ojos.
—Mamá—murmuro en voz baja.
Ella me seca una lágrima.
—Di lo que tengas que decir, hija.
—Yo... Yo...
De pronto la puerta se abre de un golpazo y un hombre se mete a la casa.
—Vete. De mi casa. Ahora.
Las palabras de mi madre son tajantes. El ambiente viciado se puede cortar con cuchillas. Está bien que es una estupidez enorme la que hice de venir hasta acá pero tenía que hacerlo. Es mi madre, no me dejaría sola frente a estas circunstancias, algo frente a lo cual Theo se ha mostrado completamente escéptico.
—Tracy—dice Theo mirándome a los ojos e ignorando a mi madre quien no quita sus brazos de mí como si fuese un cachorro herido en brazos de su madre.
En parte lo eres.
Tú calla.
—Mírame, Tracy—insiste él pero simulo no escucharlo—. Vamos a casa, por favor.
Extiende su mano y mamá insiste:
—Ella no irá contigo, ¿no lo entiendes? No sé qué le hayas hecho pero seguro que no fue para nada bueno. Vete de mi casa ahora o llamaré a la policía y tendrás graves problemas.
—Tracy, por favor—insiste él con una mano extendida.
Pero son otras las palabras que llegan a mi mente mientras él habla. Otras que dijo hace mucho tiempo atrás:
"¡¿Embarazada?!" "¡Qué manera de joderte el futuro es esa, por Dios! ¡¿Es eso lo que te quieres hacer?!"
Sus gritos se clavan en mi cabeza dejándome aturdida de sólo recordarlos. Inclusive me cuesta pensar que el chico que acaba de cruzar esa puerta es el mismo que tiempo atrás me hizo sufrir como nadie en mi vida... Pero también quien me dio los momentos más felices.
"¡¿Es eso lo que me quieres hacer a mí?!"
No, Theo. No quiero hacerte esto.
—Perdona...
La palabra se ha escapado de mis labios. Lo miro a sus ojos grises llenos de confusión. No sé qué quiere ahora pero no puedo soportarlo más... Él está aquí y antes ya me lo ha dejado en claro.
—¿Perdonarte por qué?—me dice con el tono lo más calmo que puede—. Vamos a casa y hablamos, Tracy. Vamos a casa, por favor.
—Theo...—murmuro.
—Vamos a casa—insiste—. Yo acabo de... Verás, esta mañana renté una casa. Podemos irnos allí ahora mismo. Sólo quería enseñarte el lugar, es precioso. Tiene un patio amplio donde podrás llevar mascotas, tal cual siempre quisiste tener pero nunca te dejaron.
El cuerpo de mamá se pone tenso y sé que no es precisamente porque sabe que yo le he contado a Theo que nunca me dejó tener una mascota. Se ha puesto así porque mi novio acaba de mencionar que ha rentado una casa para los dos tal cual acordamos.
Yo, sin embargo, no he podido sostener la promesa y le he fallado...
—Lo siento—digo desarmándome en llanto y él corre en mi dirección. Me sostiene en brazos mientras lloro y mamá se mantiene como una estatua de piedra a un lado mirando lo que ocurre.
Theo me busca el rostro y me seca las lágrimas de los ojos.
—Perdóname, Theo, en verdad no fue mi intención...
—¿De qué estás hablando, Tracy?
Mamá se mantiene como una espectadora que no deja de sorprenderse por lo que ocurre. Lo extraño es que ella es de esas que al parecer ya se leyeron el libro y espera a que las cosas sucedan sin más mientras una escena terrible se desarrolla al frente.
—También tiene una cocina con ventana al frente—continúa para convencerme pero no se trata de eso. No tengo fuerzas suficientes para explicarle que se trata de mucho más...— Podremos ver el jardín delantero mientras cocinamos y una sala de estudio con un mueble de biblioteca de los pies al techo con estanterías donde pondremos todas nuestras obras, será magnífico, en verdad, sólo tienes que venir a verlo. Si no te gusta lo cambiamos...
—No se trata de eso—suelto.
Lo miro a sus ojos cuales también están cubiertos por una capa de lágrimas en busca de evadir.
—Theo—me armo de fuerzas para poder decirlo—: Vamos...a ser...papás.
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