▲ 256 ▼ (Segunda Parte)

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KYLIE

Años atrás

Tenía diecisiete años cuando nuestros padres se enteraron. Intentaron separarnos bajo un millón de normas pero fue imposible: vivir uno lejos del otro era doloroso. Necesitaba verlo, necesitaba estar cerca de él...

Así que un día en que todos ya se habían dormido, me escapé. Coordiné con Stefano mediante un móvil que me prestó Jess, una de mis mejores amigas y nos juntamos en la plaza de Iconic en horas de madrugada.

Estuve esperando detrás de la estatua central durante unos minutos, a la intemperie de una fría noche hasta que en su momento, percibí el ruido a lo lejos. Según mis padres, el destino era una desgracia y tendría que ir con muchísimo cuidado a partir de ahora porque si nos encontraban, ya podríamos darnos por muertos.

La única alternativa que ellos veían era separarnos a nosotros y tenernos bajo llave en nuestras habitaciones hasta bien lograr hacer algún trato con Glorious y Bad Boys. Nunca antes se supo que uno de cada clan podría terminar en pareja, sin embargo yo me pregunto cómo es que un grupo tan legendario como ellos jamás tuvieron a dos rebeldes que quisieran congeniar o bien, enamorarse.

Cada persona que pasó esa noche por la plaza la sentía una verdadera amenaza; si un vagabundo intentaba acercarse, no me molestaba en mostrar el cuchillo de cocina que cada tanto sacaba de mi chaqueta.

Sin embargo, en el instante que el ruido del taxi y sus luces encendidas iluminaron mi rostro, me percaté de inmediato que sería él.

Me miró desde el asiento de atrás, le pasó unos billetes al conductor y salió del automóvil con prisa. Corrió en mi dirección y me refugié en sus brazos, fundiéndome en su perfume a vainilla y tabaco cual llevaba tiempo sin oler. Lo extrañaba tanto que hasta me dolía.

-Stef-murmuré deshecha en el abrazo.

-Ky-hizo lo propio y me levantó, colgándome al mismo tiempo de sus hombros cerrando mis manos tras su cuello.

El beso fue breve pero lo disfruté como nunca había disfrutado nada en mi vida. Este chico siempre fue tan imposible que eso lo presentaba más atractivo aún, al menos para mí.

Sus labios saborearon los míos, con mi lengua acaricié la suya, sus dientes, sentí el sabor a tabaco en el paladar. Aún recuerdo cuando este chico era una persona completamente diferente, sin tatuajes, sin fumar ni beber, sin músculos, sin ser... Sin ser Stefano.

-Ky, tenemos que irnos.

Sus ojos recorrieron los míos y por mucho que quisiera que las cosas fueran diferentes, no lo lograríamos por las buenas.

Ni separados.

La idea de mis padres podría haber sido lo más sensato, sin embargo nosotros teníamos elaborado otro plan: escapar juntos e irnos lejos. Tan lejos que nadie jamás nos pueda encontrar.

-¿Traes tu pasaporte?-le pregunté.

-Sí.

-Genial, yo el mío.

-También tengo los pasajes de avión que compré por Internet y el permiso falsificado para poder viajar.

Le sonreí y él hizo lo propio. Pegué mi frente a la suya, estando nuestros rostros tan cerca, nuestras narices y los labios rozaban. Mis ojos se humedecieron de lágrimas, los suyos también. Besé sus lágrimas, el sabor salado, el sabor del dolor. Me quitó las mías y el chofer del taxi nos espabiló con una seña de luces.

-Tenemos que irnos-declaró Stef.

-Vamos-asentí.

Me mordí el labio inferior y luego de un nuevo beso, me tomó de la mano y salimos corriendo en dirección a la puerta trasera del auto.

Pero fue demasiado tarde.

En ese instante un montón de Audis negros con vidrios polarizados llegaron a toda velocidad y nos acorralaron con sus luces de alta intensidad hasta encandilarnos.

-Stef-musité-, Stef, ¿qué está ocurriendo?

Aunque lo pregunté, no valía la pena hacerlo ya que era obvio.

Nos habían atrapado.

Acto seguido, el chofer se bajó del taxi y nos dedicó una sonrisa llena de malicia.

-¿Así que intentaban escapar?-preguntó. Esa voz repugnante nunca me la olvidaré.

De otro de los autos salió una mujer con cazadora negra, lentes oscuros y el pelo recogido en un rodete tirante.

-Llévenselos-ordenó.

Acto seguido un montón de hombres trajeados salieron con armas enormes y nos separaron, nos golpearon y subieron a autos diferentes.

-¡STEF!-grité-. ¡¡STEF!!

-¡NO LA TOQUEN!-le dijo a uno de los sujetos que me estaba esposando las muñecas-. ¡KY, VOLVERÉ POR TI!

-¡STEF, POR FAVOR!

-¡¡KYLIEEE!!

Desde entonces, empezó el infierno.

Pero no porque consigo llegaron las torturas y el dolor interminable; no porque empezamos a dejar atrás las personas normales que hasta el momento éramos sino...

...porque desde entonces, para estar juntos, teníamos que pelear.

Pelear y sacrificarnos más que nunca.

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#MALOS3 #ElFinal #PRONTO

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BOY TOY #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora