BOY TOY #3

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Catorce días atrás...

Carl.

Mis talones golpean la maciza lápida de piedra donde estoy sentado.

El aire helado del cementerio me llega en una corriente gélida que se me mete a los huesos y me deja petrificado.

«Hey.»

Esa voz se me ha clavado en la sesera y es imposible sacarla ahora de ahí.

¿Estaré alucinando? ¿Finalmente me habré vuelto loco? Lo sabía, juro que sabía que algo así iba a terminar sucediendo...

-¿Carl?

Mi horror es tal que no me animo siquiera a terminar de darme la vuelta. De pronto el sujeto se mueve: unas botas negras de cuero y unos pantalones negros con tachas y cadenas son lo primero que aparece en mi campo visual.

Es él.

No lo puedes seguir negando, es él.

-Tú...-murmuro con un hilo de voz-. Tú no eres real...

Sus grandes ojos negros se encuentran con los míos. Son sus facciones delicadas, su piel pálida, su barba incipiente, sus dientes separados, su sonrisa suspicaz y cargada de picardía, el cabello desordenado...

-¡Bu!

Parpadeo.

Se acerca más.

Es él, demonios, es él...

Pero ¿por qué he olvidado cómo se hace para mover el cuerpo? ¿Acaso tampoco recuerdo cómo respirar? 

-¿Jacob...?-pregunto.

Él se encoge de hombros .

-Él mismo en persona. Cuando quieras te firmo un autógrafo en tus paliditas nalgas me amorrr.

-¡Jacob!

De golpe salto a él y lo abrazo con tanta fuerza que sólo procuro inundarme de su olor a cigarrillos armados y colonia fresca.

-¿Qué...diablos es...esto?

Mi gesto de estupefacción ya me hace pensar que realmente estoy alucinando. Nada de este mundo tiene que ser real. Él mismo se aparece en persona y ya es mucho que la parte de atrás de El Muelle tenga una entrada secreta al núcleo de la ciudad. Definitivamente es una pasada ¡enorme!

-Me voy-giro encontrándome con la luz mortecina de estos lúgubres túneles-. Mañana despertaré y todo será un gran sueño... Un hermoso...gran sueño.

Tachas me rodea con sus brazos deteniéndome en seco y me obliga a volver mi mirada a la suya.

-No-murmura negando con la cabeza-. No te vayas. ¿En verdad prefieres que esto sea un sueño y que yo desaparezca al despertar?

-Nada de esto lleva lógica. ¿Cómo esperas que me crea que este mundo ha existido desde siempre y nunca lo su...?

-Créelo. Esta es mí realidad. Y es parte de tu mundo como el mío lo es para ti.

-¿Qué?

-Me corrijo: Tú eres mí mundo entero. No podía seguirme escondiendo de ti...

Creo que una parte de mí se derrite lentamente en chocolate fundido hasta que no queda nada del Carl de siempre.

De pronto un ruido nos altera. Prestamos atención y distinguimos que se trata de unos pasos que llegan desde algún corredor no muy lejano.

-Shhh-me indica Tachas-. Guarda silencio. Sígueme.