BOY TOY #3

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Tracy

Theo me envuelve el rostro en sus manos.

Su tacto, su firmeza, su piel roza mi labio, mis dientes. Mordisqueo y pruebo el salado sabor de su piel.

Me fascina.

Atrae mis labios a los suyos y atrapo su labio inferior con mis dientes. Saboreo de él, extasiada en su aliento a tabaco, el perfume a menta, de su inconfundible dejadez varonil.

Saboreo su mentón con barba de pocos días cual acaricio con mis dedos y él vuelve sus manos a mi cintura. Me lleva contra la pared de la habitación y dibuja círculos de besos hasta la piel suave de mi cuello, donde percibo primero un cosquilleo ligero cual deja lugar a una sensación eléctrica que estalla en mi abdomen y se propaga hasta cada centímetro de mi cuerpo.

Theo me levanta el vestido color azul marino y me acaricia las caderas hasta llegar al borde de mis bragas cuales deja pasar hasta cerrar todo su tacto contra mis glúteos al tiempo que sigue con sus besos, explorando esta vez mi clavícula.

Lo tomo por el pelo y jalo de él quien se vuelve a mi rostro para murmurar:

-Así que... haciendo ejercicio, ¿eh?

-Deja de espiarme, pervertido.

-Es que me encanta verte sudar.

-Eso es tan enferm...

-Shhh, ahora te vas a mojar pero de otra forma.

Theo vuelve sus manos hasta la parte de la cremallera en la espalda de mi vestido y la abre, dejándolo caer. Quedo expuesta casi completamente desnuda de no ser...

-Tal como lo suponía-dice con su voz ronca-, no llevas sostén.

Cierro mis manos sobre mis pechos.

-Ese vestido no es para llevar puesto un sostén-le señalo.

Él cierra sus manos en mis muñecas y las coloca a mi costado. A continuación se agacha, incorporándose de rodillas delante de mí. Mientras baja, percibo las caricias de su barba recorriendo mi cuello, mi pecho, el abdomen, hasta llegar finalmente a mi entrepierna donde se detiene en un diminuto moño de seda que se cierra sobre el encaje rosa en la parte superior de mi pubis.

Él lo muerde y mis manos rasguñan la pared tras de mí.

Estamos en su habitación de la residencia. Espero que los estudiantes de las habitaciones contiguas no presenten quejas por esto.

Verlo vestido con una camisa blanca, pantalón negro y zapatos es muy caliente, sobre todo cuando lleva el cabello desordenado, barba, posicionado justo delante de mi pubis.

Él muerde el borde superior de mis bragas, justo por el pequeño moño aunque antes de bajarlo, se pone en marcha mi plan.

Está justo donde quería.

De pronto le tomo por la frente y lo empujo hacia atrás.

-Eso no-le digo riendo con picardía.

Él mi observa sorprendido desde abajo con sus labios entreabiertos como si le hubiesen sacado un dulce de la boca.

-¿Por qué no?-pregunta.

Y trago saliva.

Estoy un poco...cansada de esto. Hoy no lo quiero de esta manera.

-Ya sabes lo que quiero-sentencio.

La piel de Theo se pone roja.

Acto seguido se levanta incorporándose otra vez de pie, frente a mí, mirándome como quien se encuentra con el diablo.