13. Mundo ruidoso

169K 9.8K 2.1K
                                    

Tal era la nostalgia de Herón por la ciudad de Grigor que, lejos de sentirse un extraño, quería hacer de este territorio su hogar.

El cielo se teñía de gris sobre los tejados. Herón recordaba ese tipo de ambiente frío, con un aspecto lúgubre y fantasmal, cubierto por una espesa capa de bruma. Los adoquines y las bancas de metal de acceso público estaban humedecidos por el rocío mañanero. La neblina que se cernía sobre la ciudad todas las mañanas le traía evocaciones melancólicas, pero, a diferencia de las imágenes de sus recuerdos, en Grigor no caía nieve.

Apenas faltaban unas cuadras para llegar a su zona de trabajo. Mientras caminaba por las calles empedradas de la avenida 12, ajeno al alboroto mañanero, Herón intentó limitar sus pensamientos a cosas mundanas. Pero no lo logró.

Como era ya costumbre, la situación lo obligó a contener el impulso de hacer lo único que lograría calmar el torbellino de sentimientos que se desataba en su interior al estar cerca de la humanidad. Tuvo que dejar fluir sus emociones; sintió la respiración desbocada, el pulso agitado, la desesperación cada vez más salvaje y el dolor que se profundizaba.

Apresuró sus pasos. No importaba si corría o si intentara huir, el sufrimiento siempre estaba presente en todos lados. Sus intentos de escapar eran en vano.

«Puedo soportarlo. No es nada en comparación con la dolencia de días anteriores».

¿Cuántas veces en su vida había dicho esas mismas palabras? Más de las que podía contar. Respiró hondo una, dos, tres... diez veces. Nada parecía calmarle.

Arrugó la nariz con disgusto. Tras caminar unos minutos, pudo ver su zona de trabajo al otro lado de la calle. Se recargó sobre una pared e ignoró las miradas curiosas que las personas a su alrededor le dirigían. Solo necesitaba un poco de tiempo para reponerse y para recobrar la figura impasible que otros estaban acostumbrados a ver.

Solo debía limpiar el sudor de su frente, reprimir las emociones que amenazaban con desbordar su cordura. Solo eso.

Pero le resultaba difícil lograrlo. Aunque pudiera llevar a cabo una infinidad de acciones sorprendentes, algo tan sencillo como retomar la compostura se convertía a veces en una batalla interna.

Nadie podría darse cuenta de que, detrás de la avaricia, existía alguien que escuchaba a regañadientes hasta el más insignificante deseo humano. Una cadena insaciable de simples pensamientos y deseos podía desatar una tormenta en el corazón del infame Herón.

Ocultó la molestia que sentía en ese momento detrás de su habitual malhumor y se apresuró a cruzar la calle que lo separaba de Walmart. Caminó rumbo a la entrada principal, evadió el saludo de varios compañeros insistentes. Al avanzar hacia el interior y detenerse justo cerca de las canastas y carritos de compras, notó a un amigo en particular, Steven, y a cierta joven de estatura baja platicando, otra vez, como lo habían estado haciendo en los últimos días.

De pronto, el dolor fue sustituido por el desconcierto. Extrañado, Herón comenzó a hacer un recuento en su cabeza hasta dar con el recuerdo que necesitaba para explicar la extrañeza de lo que sentía al ver a la pareja.

«Ah, el mundo sí que es ruidoso. Y molesto», pensó con evidente disgusto.

Si mal no recordaba, esa joven, como casi todas sus compañeras de trabajo, tenía sentimientos —obsesión— por Herón. Y, como Herón comprendía y percibía la ambición humana, podía deducir el motivo del repentino interés de Aubrey al estar cerca de Steven.

Por más desagradables que fuera para él sentir las emociones humanas, la habilidad tenía su lado positivo. Fácilmente, Herón podía intuir las verdaderas intenciones de quienes lo rodeaban.

Cada vez que avanzaba más hacia Steven, la molestia acrecentaba en el pecho de Herón.

Cada vez que avanzaba más hacia Steven, la molestia acrecentaba en el pecho de Herón

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Cuando los demonios lloranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora