No recordaba en qué momento de la noche quedó sumergida en un sueño tan profundo, ni mucho menos sabía cómo explicar el hecho de que Alex estuviera durmiendo a su lado mientras posaba una mano sobre su vientre.
Sentado sobre una silla de madera, Alex reposaba su cabeza sobre la cama de Alicia. Parecía dormir plácidamente a pesar de la mala posición que adquiría su cuerpo. Alicia no evitó que su mente hiciera comparaciones absurdas sobre el parecido que tenían los hermanos Foster. La única diferencia visible entre ambos, radicaba en las pestañas curvas y en el semblante serio de Alex.
Alicia sacudió la cabeza. Alejó esos pensamientos para evitar algún malentendido. Un recuerdo nostálgico removía algo en su interior cada vez que recordaba a su difunto novio, y se limitó a reprimir las ganas de derrumbarse, a dejar a un lado a la mujer llorona que no superaba la muerte de Adam. Ella sería fuerte por sus hijos.
Se acomodó en la cama. Se sentó y estiró su brazo hacia la cabeza de Alex, que maldijo al sentir una punzada de dolor en el cuello. Pasó de frotarse los ojos a analizar la habitación y, al percatarse de que no se hallaba en su cuarto y recordar cómo quedó en esa posición la noche anterior, se reincorporó de inmediato.
—Creo que me quedé dormido. —Se excusó, apenado.
Sus ojos adquirieron una mirada nostálgica, distinta a cómo acostumbraba Alicia verla en los días anteriores: indiferente. Era la primera vez que Alicia vea a Alex con esa expresión en su rostro.
—Es raro, supongo.
—Puede ser. —Alex se frotó el rostro con las manos y soltó un suspiro pesado—. Me gustaría pedirte una cosa —agregó.
—Seguro.
—Estaré ausente por unos días, no sé cuándo volveré.
«O si volveré», pensó.
—Me gustaría que pudieras cuidar de mi madre —añadió él luego—; sé que puede ser irritante, exigente y muchas cosas más, pero es buena mujer. Te aprecia, aunque jamás lo diga. Sobre todo, cuida de mis sobrinos y ti misma también.
—¿A dónde irás? —Quiso saber Alicia.
La única respuesta que obtuvo fue un gesto que transmitió sentimientos y palabras en silencio. El peso que descansaba sobre sus labios y la humedad que mojaba sus labios resecos la dejaron paralizada por la impresión. No tuvo el valor para apartar a Alex, ni habría podido, debido al fugaz beso que no duró ni dos segundos. Fue un «piquito» nada más.
Algo andaba mal. Alex actuaba raro y ella no sabía cómo reaccionaría delante de él en un próximo encuentro.
—Espero que aceptes mis sentimientos —dijo él, mirándola a los ojos. No se apartó, y ella pudo dejarse llevar por la caricia que él iniciaba con uno de sus dedos alrededor de sus mejillas.
Incapaz de asimilar la situación, Alicia quedó inmóvil y parpadeó varias veces. Acarició su vientre y quiso acurrucarse en la cama el resto del día para olvidarse de todo.
Él jamás se comportaba de esa manera.
Cuando se separaron, Alex le regaló una mirada entristecida y abandonó la habitación sin decir otra palabra más. Pero ella no podría saber que era la última vez que vería a Alex siendo Alex.
***
Jueves, 28 de mayo, 2015
Alex estaba viendo el televisor en su habitación mientras se preparaba para un encuentro. El noticiero mostraba los sucesos que ocurrieron ese día y el anterior, remarcando como punto principal el caso de un adolescente muerto a una cuadra de su casa.
Ensimismado en la nota del televisor, Alex se estremeció al escuchar la causa de muerte del muchacho. No era nada nuevo, a excepción de un detalle importante: el chico estaba vivo cuando todo sucedió y había armado un berrinche con sus padres antes de salir huyendo de su casa esa misma mañana. Lo encontraron hecho un montón de carnes podridas. El ladrón de cadáveres ya no solo era un ladrón, sino también un asesino. ¿Cómo lo hacía?
La población de Grigor lo desconocía, no hallaban rastros de algún químico venenoso en los cuerpos. No se encontraba nada.
Los cadáveres seguían apareciendo cada vez a mayor escala. No importaba cuánto se esforzaran la policía y personas encargadas de analizar la situación en hallar a un culpable o detener esa atrocidad, porque nadie podía seguir el rastro del criminal. Nadie sabía, a excepción de Alex, que el culpable no pertenecía a su mundo. Muchos rumores se propagaron, la mayoría estaban lejos de la verdad. Los religiosos se empeñaban en decir que era un castigo divino hacia los paganos, pero ni siquiera los sacerdotes de las iglesias católicas o los pastores evangélicos se salvaron cuando la muerte los acechó.
Los científicos, médicos, forenses e incluso profesionales de otros países, que se mostraron interesados en el caso, se empeñaban en explicar con teorías lo que sucedía. Ni siquiera las cámaras de seguridad detectaban algo, solo manchas borrosas y sonidos ininteligibles.
Las morgues de los hospitales colapsaron y los pacientes que tenían enfermedades terminales, decidían abandonar los cuidados y morir ocultos para evitar convertirse en uno de tantos cuerpos podridos. Querían un funeral como era debido.
Nada era seguro, ni siquiera morir.
Alex dudó varias veces antes de partir. Temía que fuese en vano presentarse y convertirse en un montón de carne de podrida, pero debía hacerlo, por el bien de su hermano y de su familia.
Era la única alternativa.
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Cuando los demonios lloran
ParanormalAl lado de Steven Shelton, Herón se convierte en una criatura indefensa y solitaria; pero para el mundo, es un monstruo cruel y despiadado. ¿Qué podría salir mal? ...