Capitulo 7

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Mariano


Noté su incomodidad ante mi pregunta, parecía sorprendida; aunque creí que alguien la des atrasaría de los deberes, no fue así.

—Parece sorprendida señorita Montenegro. Después de toda la semana faltando pensé que por lo menos tendría la decencia de ponerse al día.

Su cabeza gacha revelaba su vergüenza, y mi intención no era que se sintiera de esa manera, no sabía por qué pero no me gustó su incomodidad.

—Sí, lo siento yo...—un silencio incomodo acompañó su frase, casi como si buscara como acomodar las palabras o la mentira que diría a continuación. —solo no me fue posible ponerme al corriente.

—Señorita sus escusas pueden ser varias pero yo solo hice una pregunta, no le pedí el resumen escrito, cuéntenos su sueño más oscuro.

Dudó, parecía incomoda con la pregunta.

—Querido profesor, si ella no quiere hablar, yo estoy dispuesta a contarle cada uno de los míos. —respondió la señorita Duarte, tratando de sonar seductora y casi pornográfica. No eran para nada interesantes esos lances, es por eso que los hombres solo las buscaban para follar y desde luego muchas no servían ni para eso.

Los aullidos de los estudiantes no se hicieron esperar por supuesto, y claramente no me halagaban sus comentarios, estaba buena pero solo para enseñarle a comportarse un poco.

—Hasta donde recuerdo no estaba dirigiéndome a usted señorita Duarte. —su cara de asombro fue muy agradable. —continúe señorita Montenegro.

—Preferiría que Maya expusiera sus puntos. —insistió intentando apartar mi atención de ella.

—Y yo preferiría escuchar los suyos, no me apetece que esto se vuelva una escena tipo atracción fatal.

La miré expectante, sólo quería escuchar a sus demonios hablar, pero se resistía. Anda suéltate pequeño destello, sé que hay algo de oscuridad en ti.

— ¿No entiendo que tiene que ver con la clase profesor?

—No entiende porque no asistió a clase, ahora hable no me haga perder más tiempo valioso de mi clase. —me hacía perder la paciencia que no obedeciera sin chistar. —simplemente tiene un cero.

— ¡No! —gritó exaltada.

—Hable ahora entonces. —vamos lucecita, muéstrame tú oscuridad.

—Estoy en aquel sitio oscuro —pronunció cerrando los ojos como evocando aquel recuerdo —siempre es el mismo, no sé dónde es, no recuerdo haber estado allí antes, pero se siente familiar. Hay un hombre que me observa con curiosidad nunca lo veo pero experimento sus sentimientos al mirarme, quiere acercarse pero algo se lo impide, gracias a Dios porque hay algo en él que me aterra. Finalmente lo logra, se acerca y me toma por los hombros —verla sumergida en su recuerdo con aquellos lindos ojos cerrados y sus delicadas manos acariciando su cuerpo cada que hacía alusión a algún sentir era fascinante, en realidad me estaba controlando para no demostrarle como la envolvería en realidad la oscuridad si me lo permitiera, haciéndole probar aquel fruto prohibido con algo de espinas que no le quitaban lo delicioso. —se acerca a mi oído susurrándome cosas inaudibles que no descifro como me hacen sentir, solo sé que está mal, un olor a metal inunda mi nariz, mi piel se encuentra pegajosa. Observo mis manos y aunque no lo veo con claridad sé que me encuentro cubiertas en sangre. No me molesta, por el contrario la extiendo como loción corporal —cada representación de su sueño solo lograba excitarme más y más, controla a tu amiguito en clase Dalmau —salió de su trance mirando a toda la clase que la observaba con impresión, nadie pronuncio palabra por unos momentos y mi sonrisa de satisfacción era obvia. Lo sabía.

DARK MINDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora