Capitulo 35

2.2K 199 81
                                    

Mariano.

Si alguna persona unos meses atrás me hubiera dicho que disfrutaría de la compañía de una mujer sin incluir al sexo en la ecuación y que además esa mujer sería una de mis estudiantes lo más probable era que me burlaría de aquella persona por su disparate. Se suponía que no era capaz de sentir o eso era lo que mi madre siempre me repetía:

—No quieres a nadie más que a ti mismo. No eres capaz de sentir algo en ese corazón tuyo. Eres una roca al igual que yo.

Comenzaba a dudar de todo lo que me había dicho; tal vez nunca me di la oportunidad de pensar por mí mismo, solo creí lo que me decía que era sin chistar, sin cuestionarlo. Esa duda crecía en mi porque no me sentía en absoluto como una roca cerca de Sofía. Me sentía líquido, maleable.

El teléfono sonó.

—Mariano. —Pensé que tal vez la había invocado con mi mente.

—Hola madre.

—Por tu tono me doy cuenta de que no estas feliz de escucharme.

—No es eso...

—Imagino que debe ser porque estas con tu nueva noviecita —Reclamó. ¿Cómo demonios supo de eso? —No sabes lo sorprendida que estuve al recibir una llamada de Daniela. Esa niña debe estar desesperada por regresar contigo, para llamarme y contarme eso.

Mi madre tuvo un par de encuentros desagradables con Daniela mientras estaba conmigo, y no lo digo porque haya sido por ambas partes. Siempre que la encontraba en casa no hacía más que insultarla y hacerla sentir menos. Mientras Daniela callaba por temor a mi reacción; era consciente de que si algo no perdonaría era la falta de respeto contra mi madre.

—No estoy con nadie. Me dirijo a casa ahora mismo —respondí con la verdad. Ya había dejado a Sofía en su casa.

—¿Me estás diciendo que ella mintió? ¿No es verdad que te encontró con una chica medio desnuda en tu casa y que le dijiste que era tu novia?

—Bueno...mamá es algo complicado.

—¿Cuándo la conoceré?

—No creo que eso ocurra pronto. No quiero que lidie con tus ataques.

—En pocas palabras la estas protegiendo der mí. Lo que quiere decir que ella es la culpable de que te hayas alejado. —El silencio fue toda la respuesta que necesitó—. Me conoces Mariano y sabes que no me agrada que me abandonen, también sabes que no me quedaré aquí sentada esperando a que estés listo para traerla. Descubriré quien es.

—¿Es una amenaza?

—Solo es una advertencia. Si soy sincera contigo, no me agrada por el hecho de que por ella te alejas de mí.

—Madre no te agradaría así no estuviera ocurriendo eso y nada me aleja de ti. Eres mi madre y no entiendo por qué los celos.

—¿Dime que pasó con mi visita de los viernes? ¿Hace cuánto no vienes a verme?

—Lo sé.

—Ven ahora —Demandó, su voz sonaba exasperada.

—Estoy cansado mamá.

—Ahora me quieres llevar la contraria.

—Ya voy para allá.

Al llegar a la casa que antiguamente compartía con mi madre un raro sentimiento se asentó en mi pecho como si de un mal presentimiento se tratara. Las luces exteriores se encontraban apagadas. Algo inusual. Hacia menos de dos horas había hablado con ella y todo estaba bien, se escuchaba igual que siempre, solo un poco molesta por la información al igual que por la persona que se lo dijo.

DARK MINDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora