Mariano
Volví a casa después de dejar a Sofía, necesitaría algunas cosas para mí "cita" con Alexandra y debo admitir que cuando salí en dirección a su casa conduje más lento de lo común, era consciente de que retrasaba algo inevitable. En mi mente solo había recuerdos de Sofía y su triste rostro alejándose de mí; tal vez nunca la tendría cerca de nuevo debido a esto y como ya dije no estoy preparado para alejarme, no aún.
—¡Mierda! —grité frenando el coche. Me estacione a un costado de la carretera para meditar en mis opciones —¡Mierda! ¡Mierda! —golpeaba el volante con rabia e impotencia. Me sentía diminuto en este momento, un sentimiento se apoderaba de mí y no podía asegurar que se tratara de culpa ya que nunca la había sentido antes.
Respiré profundamente intentando calmar el caos en mi cabeza y toda esa maraña de sentimientos que se arremolinaban en mi interior aplastando toda la quietud que siempre se había apoderado de el. Sé que me sumergí en esto con Sofía queriendo sentir todo lo que nunca había sentido, pero terminaría enloqueciendo si todo se juntaba nuevamente.
Encendí el auto y retomé la marcha después de unos minutos de pensar en mis posibilidades. El objetivo era claro, debía hacer lo necesario para que esa foto no llegara a manos de los superiores del instituto y así cuidar ese futuro que Sofía tendría después de mí.
Estacioné frete a la casa con la dirección que Alexandra me había enviado; una bonita fachada adornaba la entrada de la casa, los tonos tierra predominaba y ni hablar del hermoso jardín que escoltaba el camino hasta las escaleras que conducían a la puerta de entrada. Incluso había una cómoda silla donde te imaginabas tomando un café y leyendo un poco. No esperaba ver algo tan acogedor al llegar aquí, no después de haber tenido cierto contacto con esa mujer.
Tomé mi teléfono y le marqué. Timbró una sola vez y no llegó a sonar el segundo cuando atendió. Estaba esperando ansiosa con el celular en la mano seguramente.
—Ya estoy aquí —informé secamente antes de que siquiera saludara.
—Hola cariño. Deja el auto en la entrada del garaje.
Colgué e hice lo que me dijo. Antes de bajarme tomé la maleta que llevaba con las cosas que iba a utilizar y eché un vistazo para confirmar que todo estuviera allí. Caminé hasta la puerta de entrada que ahora se encontraba abierta, ingresé al salón y me encontré a una Alexandra esperándome en sugestiva ropa interior y una bata de encaje que no ocultaba nada.
Se acercó para saludarme e inmediatamente giré el rostro para esquivar su beso.
—Si quieres recuperar esa foto deberás esforzarte un poco más. —pronunció molesta dirigiéndose a cerrar la puerta tras de mí.
—Quisiste estar conmigo, eso quiere decir en mis términos no los tuyos. Si lo estas reconsiderando puedo salir nuevamente por esa puerta.
—¡No! —Creí que pondría pasadores y candados después de gritar aquel monosílabo.
—Entonces no esperes romance ni juegos previos normales. No es algo que me interese hacer en ninguna circunstancia.
Observé un poco más la sala donde nos encontrábamos, era casi igual de acogedora que la entrada. Tres sillones color crema bastante grandes se disponían alrededor de una mesa baja de madera rectangular, que estaba puesta sobre una bonita alfombra a rallas azules y beige. Todo en conjunto con la madera del piso y las paredes blancas imprimían una gran tranquilidad. Todo lo contrario, a lo que esta mujer trasmitía.
—¿Te gusta? —Me observó orgullosa de verme admirando la decoración del lugar—. Era la casa de mis padres, la mayoría de la decoración la aportó mi madre. Antes de que se fueran del país me dejaron la casa...
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DARK MIND
Random"Soy un monstruo, y me agrada" Mariano Dalmau es un atractivo profesor de filosofía y literatura con un gusto por las estudiantes pretenciosas, la mayoría muere por un poco de atención de su parte sin entender lo que eso realmente significaría. ...