Mariano
La observaba dormitar, su boca permanecía entreabierta, provocandome, tenía unas ganas infinitas de besarla, probar ese dulce néctar que de ellos se desprende.¿Que estaba pensando? ¿Besarla? Debería pensar en como dominarla. Aunque ella no se había ofrecido.
Todavía.
Debo alejarme de aquí, estoy pensando estupideces, quiero un nuevo trapo, lo necesito. La abstinencia ha comenzado a nublar mi mente.
Salí de allí necesitando un poco de aire, parecía que en aquella habitación el oxigeno hubiera sido removido.
Me dirigí al baño, para aplicarme un poco de agua en el rostro, ¿en que estas pensando Dalmau? observaba mi reflejo en aquel espejo y podría decir que no lograba reconocerme, necesitaba un poco de diversión y pagar por ella no era algo que disfrutara; por el momento Sofia no serviría, tal vez mas adelante, no puedo negar que el que no demuestre interés hacía mi me atraía, no recuerdo que me halla ocurrido antes, sentía algo de aversión; comenzaba a sentirme el típico ser humano, entre mas los apartan mas cerca quieren estar.
Fui hasta la biblioteca para distraerme un poco con algo que leer mientras la chica despertaba, necesitaba concentrar mi mente en cualquier cosa para no pensar.
Debía comunicarme con mi madre, tampoco había podido ir y sabía que debía estar molesta por mi abandono, desde lo que le ocurrió a mi padre no era capaz de dejarla sola durante mucho tiempo. Hablábamos diariamente.
Mi padre fue un hombre que nunca me comprendió, era un psicorigido hijo de puta, que necesitaba tener a la esposa perfecta y al hijo perfecto, pero al que nada parecía complacerlo aunque lo intentaramos millones de veces. Mi madre fue la mujer y esposa perfecta, aún lo era y el único que parecía ignorarlo era él, siempre fue y seguirá siendo la mujer más hermosa del planeta, su inteligencia y sagacidad no tenían comparación, al final obtuvo su merecido. No lo extrañé ni lo haré jamas.
Mi lectura me mantuvo entretenido la mayor parte del tiempo solo en algunos momentos en que susurraba palabras inteligibles me detenía y la observaba quejarse por lo que fuera que la acongojaba, quería saber que era lo que incomodaba sus sueños pero me era imposible introducirme en su cabeza y lo poco que pronunciaba no daba muchas pistas al respecto.
-¿Donde estoy? -sus palabras lograron sacarme de mis pensamientos, me tomó por sorpresa. Cuándo levanté mi vista hacía ella corroboraba que su ropa estuviera bien, me hacía una idea de lo que por su cabeza pasaba pero en éste caso particular, ningún mal pensamiento podría describir lo que en realidad ocurrió. -¿Que pasó? -se llevó la mano al pecho y lo apretó fuerte, seguía observando todo, atónita, intentando reconocer el lugar. A pesar de que hacía preguntas no me las hacía a mí, era más cómo si se lo cuestionara a ella misma y no notara aún mi presencia.
-Está en mi casa señorita Sofia. -dirigió su mirada hacía el rincón en el que me encontraba, con sus ojos abiertos exageradamente como si de un fantasma se tratara. -Se desmayó en medio de la calle, no supe a donde llevarla así que la traje hasta aquí. -su expresión seguía sin cambiar y su voz no se hizo presente para refutar algo de lo que decía. -Creo qué ahora que está consciente puede decirme hacía donde la puedo llevar. -el tono de voz que utilizaba era bajo y calmado para no alterarla. Ahora si podía decir que algo me ocurría; yo intentando hacer sentir cómoda a una mujer en mi casa.
-Profesor Dalmau, no es necesario que me lleve a ningún lugar, puedo llamar un taxi. -intentó buscar su celular en el bolsillo pero estaba vacío, se desesperó tocando el resto de lugares en los que podría estar.
-¿Busca esto? -Levanté el aparato, enseñándoselo para que se tranquilizara. -No necesita llamar un taxi, yo la llevaré donde necesite. Podrá entender mi preocupación de que se vaya sola después de lo ocurrido. -asintió con la cabeza, he intentó levantarse de la cama tambaleándose un poco. -Dejeme ayudarla.
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DARK MIND
Random"Soy un monstruo, y me agrada" Mariano Dalmau es un atractivo profesor de filosofía y literatura con un gusto por las estudiantes pretenciosas, la mayoría muere por un poco de atención de su parte sin entender lo que eso realmente significaría. ...