Mariano.
¡Feliz cumpleaños bonita!
Envié un corto mensaje a las doce en punto deseando ser el primero que la felicitara. Era lo más estúpido que había hecho nunca; contando los minutos hasta que llegara la hora de hacerlo, mirando el celular mil veces cada tanto así hubiera puesto una alarma que me indicaría la hora para al final soltar tres palabras cliché dignas del mejor profesor de literatura que podría existir. Hablando sarcásticamente claro.
No esperaba que estuviera despierta. De hecho, no quería que lo estuviera ya que mañana nos esperaba un día largo y debíamos despertarnos temprano. Observaba su regalo de cumpleaños posado tranquilamente sobre un sillón esperando que fuera agradable para ella. No recordaba la última vez que le había dado un regalo a alguien y su reacción me tenía a la expectativa.
Esperaba que le gustara.
Estaba nervioso no podía negarlo. Con Sofía experimentaba sentimientos que jamás habría pensado sentiría. Emparejaba mi barba hasta dejarla en una leve sombra, me observaba en aquel espejo aun con machas de vapor meditando entre todas las cosas que pasarían este día.
Miré la hora, eran las seis y treinta de la mañana. Había quedado de verme con ella en mi casa a las nueve lo que me daba el tiempo perfecto para ir hasta el lugar que había pensado para estar juntos, organizar un poco y volver. Los cuarenta minutos que pasé en carretera no dejaba de mirar su regalo y pensar si realmente le gustaría, ni siquiera había sopesado que tal vez le desagradara. Prácticamente o eres una persona a la que le gusta o eres una persona que lo odia.
Descarté mi pesimismo por un rato. Debía ser positivo.
''Todo saldrá bien, todo saldrá bien'' Me animaba mentalmente.
Al llegar al lugar puse su regalo sobre un sillón, salí de nuevo por los paquetes que dispuse en la cocina y comencé a decorar según yo algo pasable dadas mis nulas aptitudes para la decoración. Fui hasta el cuarto, cambié las sabanas por algo más acorde a la ocasión. Unas elegantes sabanas de seda negra vestían ahora la cama, se notaba más imponente pero para su primera vez era mejor que fueran de ese color. Después me encargaría de poner las de tono marfil.
Al ver mi intento de organizar toda la sorpresa quedé medianamente contento dadas mis destrezas en esto. Todo habría quedado mucho mejor si hubiera pagado porque alguien especializado lo hiciera pero estaba seguro de que ella apreciaría más este esfuerzo. Meditaba si alguna vez había hecho algo como esto y me preguntaba ¿en qué me estaba convirtiendo? Ni siquiera mi madre había tenido esta suerte.
Conduje nuevamente hasta mi casa e impaciente observé el reloj en mi muñeca izquierda, faltaban diez minutos para las nueve y esperar aquí sentado solo me estaba torturando. Todo me ponía a dudar ¿y si no le gusta su regalo? ¿O la comida? ¿Y si le hago daño?
Mierda, lo último que quiero es lastimarla, aunque parezca algo no muy propio de mí. No puedo negar que por allí sigue ese deseo por las cosas mucho más duras pero cuando ella entraba en acción para mí era como una delicada y costosa porcelana que debía cuidar con mi vida.
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DARK MIND
Random"Soy un monstruo, y me agrada" Mariano Dalmau es un atractivo profesor de filosofía y literatura con un gusto por las estudiantes pretenciosas, la mayoría muere por un poco de atención de su parte sin entender lo que eso realmente significaría. ...