Mariano
Finalmente había aceptado, ahora debería idear planes para tenerla más cerca y alejarla del niñato, los celos me carcomían cada que se le acercaba, ver como la abrazaba, como la hacía sonreír; si nadie hubiera estado presente en aquella cafetería le habría arrancado esa estúpida cabeza hueca con gusto. Seria mía aunque se me fuera la vida en ello.
Lo primero sería concretar nuestra cita, soportar las clases sin ella era un suplicio, estos niños solo se preocupaban por llamar la atención, cuantos seguidores conseguirían con cada foto aún más provocadora pero ella parecía tener en su mente algo más profundo, no solo su físico cosa por la cual no necesitaría esforzase.
Señorita Montenegro
Mi primer requerimiento será su colaboración para la revisión de los exámenes de todos los grupos que manejo en el plantel, será un trabajo arduo y dispendioso por lo cual necesitaré de prácticamente todo su tiempo después de clases al igual que su concentración.
Encuéntreme en la biblioteca central, pregunte por mi despacho y le indicaran el lugar.
Atte. Prof. Mariano Dalmau
Filosofía y literatura
Liceo Francés Paul Valery
Solo restaba esperar tres horas para saber si acudiría a nuestra reunión, dos insufribles de clase y una más en mi despacho esperando su llegada. Nada anormal si mi maldita paciencia lo entendiera,era como un niño en vísperas de navidad, ya quería mi maldito regalo.
Aquel despacho se veía sombrío y misterioso aunque algo viejo, no había tenido mucho tiempo para decorarlo un poco más a mi gusto aunque los dos primeros adjetivos me describían completamente, la directora me había llamado a su despacho, temiendo lo peor me dirigí hacia allá antes que para la biblioteca y para mi asombro solo me esperaron palabras de felicitación por mi trabajo, nada de rumores. Todavia.
Tenía en mente algunas chicas que merecían un castigo, lo llamaba mi labor social, una zorrita menos, una sumisa más. Aquella reunión me ahorro media hora de espera, era algo que le agradecía a la vieja.
Saqué las notas, aquellos burdos exámenes e intenté concentrarme en la labor, no podía mantener mi cabeza en una sola tarea era como si ni yo mismo supiera las respuestas de aquellos exámenes o entendiera siquiera las preguntas que había formulado, me sentía un completo idiota.
Miraba el reloj cada cinco minutos y para mi mayor descontento eran las dos y treinta, media hora después de su última clase. ¿Sería posible que me dejara plantado? El aula en el que se encontraba quedaba a menos de tres minutos.
Perdí la paciencia, era inaudito. Nadie me dejaba esperando.
Recogí mis pertenencias, mientras me disponía a salir recordé a mi madre y disque su número, al abrir la puerta una pensativa señorita Montenegro reboto sobre mi pecho; seguramente sostenía el pomo de la puerta mientras yo la abría con toda la fuerza que poseía.
—-Mariano —contestaron al otro lado de la línea.
Ella no se movía para nada, mantuvo su cabeza gacha y sus manos interpretando el papel de escudos para no tocar nuestros torsos. Era dulce como intentaba alejarse de mí aunque se notaba su esfuerzo.
—Mariano —repitieron.
—Te vuelvo a llamar en un momento. —sin pensarlo solo colgué, sin explicación alguna.
—Sofía —la tomé de las muñecas mientras observaba su estado. — ¿se encuentra bien?
Asintió con la cabeza. —Estoy bien. —No me miraba—por favor llámeme por mi apellido.
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DARK MIND
Random"Soy un monstruo, y me agrada" Mariano Dalmau es un atractivo profesor de filosofía y literatura con un gusto por las estudiantes pretenciosas, la mayoría muere por un poco de atención de su parte sin entender lo que eso realmente significaría. ...