Capitulo 31

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En mi mente había un tornado de pensamientos contradictorios, estaba feliz porque no se acostó con ella, pero también estaba consternada por aquel vídeo y todo lo que mostraba. No solo por la desnudez de la profesora Smith, lo que más me impresionaba era la tortura a la que parecía a ver sido sometida. Lo más loco era que se sometió a ella por decisión propia ¿Quién demonios tenía una habitación en su casa diseñada para esa clase de cosas? Según yo eso solo ocurría en las películas muy torcidas y uno que otro libro, no en la vida real.

Condujimos en silencio hasta la casa de la profesora, en todo el camino no cruzamos palabra y Mariano de veía bastante afectado por tener que contarme acerca de sus "gustos", aunque si lo pensamos no respondió abiertamente mi pregunta. Como siempre solo mencionó lo mal que estaba su cabeza. No necesité más explicaciones para comprender.

Al bajarme del auto Mariano me ofreció el saco de su traje, no me detuve a pensar que me encontraba en pijama cuando le pedí venir y ya me estaba congelando por el frio de la noche. Observé el exterior de la casa y debo admitir que era hermosa, tal vez nadie pensara jamás que por dentro sería una cueva diseñada para la tortura y gustos desviados. Ver aquello me hizo cuestionarme acerca de mis vecinos, pasaría lo mismo cerca de mi casa y yo tal vez pensara que eran hogares perfectos llenos de amor y comprensión a diferencia del mío.

—¿Cómo se supone que entraremos? —pregunté— ¿A caso tienes llaves?

—Claro que no tengo llaves Sofía —respondió dedicándome una mirada llena de indignación mientras intentaba girar la perilla de la puerta. Esta no se abrió.

—Nadie habría podido entrar, tal vez moriría de hambre —Debo admitir que la señora no era de mi agrado, pero tampoco quería que esto llegara tan lejos.

—Tal vez al segundo día alguien vendría a ver por qué no asistía a clases —dijo desinteresadamente intentando abrir la ventana. Esta cedió, cuando estuvo completamente arriba él ingreso por ella haciéndome señas para que lo esperara en la puerta mientras abría.

Al entrar toda mi preparación mental para hacer frente a la mazmorra que pensé que sería su hogar dejo de tener sentido. De hecho, fue mucho más chocante ver un interior tan bello y acogedor, esta sería una casa que me encantaría tener. No sé porque la imaginaba viviendo en un sórdido sótano, meneando todo el día un enorme cucharon en un caldero.

Bueno tal vez porque la consideraba una bruja.

—Ven. — Mariano estiró su mano para guiarme hacia donde nos encontraríamos con ella, pero decidí seguir de largo y evitar el contacto con él. Aun debía estar segura de si quería continuar algún tipo de relación o como fuera que se llamara lo que teníamos.

Se paró frente a una puerta al final del pasillo y les juro que me sentía como Anastasia mientras Cristian le iba a enseñar su cuarto de juegos. Sabía que algo así me encontraría, pero peor y más crudo, este hombre no me había ofrecido ningún tipo de trato para someterme a esto más bien vería a una mujer atada a la que ese tipo de gustos le había jugado una mala pasada. Ahora que estaba a punto de entrar sentía el arrepentimiento recorrer todo mi cuerpo ¿Qué pensaría sobre él después de esto?

—¿Estas lista?

—No creo estarlo nunca —respondí— Solo ábrela.

Al entrar en esa habitación lo más impactante fue encontrarme de frente con aquella mujer rendida intentando acomodar una posición de descanso en ese horroroso artefacto, todas las heridas en la parte posterior de su cuerpo me dieron un puñetazo en la cara, esto era como ver en tercera persona todo aquello a lo había sido sometida en mi casa gracias a mi madre.

Corrí hasta ella mientras las lágrimas descendían por mi rostro. Al verme su primera reacción fue de completo miedo y rechazo, pero después de reconocerme fue sorpresa. Comencé a mover la madera desesperadamente intentando liberarla, pero fue inútil. Lo observé y de inmediato entendió lo que mi dura mirada significaba; se acercó y como si fuera lo más normal del mundo sacó los seguros de esa cosa y retiró el tablón superior. Haber estado en esa incómoda posición por tanto tiempo hizo que la pelirroja callera tendida al suelo y no pudiera mantenerse en pie de inmediato.

DARK MINDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora