Capítulo 24

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Sofía


Mi noche del lunes terminó con un mensaje de agradecimiento hacia él.

"Gracias por hacerme sentir mejor"

Me quedé tanto tiempo esperando una respuesta que al despertar el celular reposaba sobre mi pecho, debía verme demasiado ridícula desbloqueando una y otra vez esperando encontrar una notificación de "mensaje nuevo". Me animé al decirme que lo vería en algún momento del martes pero tampoco pasó.

Intenté concentrarme en las clases, podía manejarlo.

«Claro que no»

¿Por qué razón tu mente en vez de ayudarte se convertía en tu peor enemiga en momentos así?

Llegó el miércoles y con el la nueva esperanza de tener señales de vida de Mariano, ahora entendía el dicho de sentirse como colegiala al estar enamorada. Mi mente paró su funcionamiento al instante en que soltó semejante pensamiento ¿enamorada? No, no, no. Me gusta.

En la noche encontré un mensaje de él:

"Espero que te sientas mucho mejor. Toma el medicamento"

Me había olvidado por completo del celular, observé la hora de su mensaje ya habían pasado varias horas y contestar ahora sería una pérdida de tiempo, más con aquella sequedad. Pero ¿Qué esperaba, emogis de corazones y caritas sonrientes?

Vamos jueves, ese sería el día ganador. Tenía clase con él ¿Cómo no verlo?

A la hora de la clase ingresó el profesor Gómez y avisó que Mariano no la impartiría, ósea que la realidad era que no había estado en la escuela todos estos días. Pensé en todo lo que había ocurrido entre nosotros y en la terrible posibilidad de que simplemente entró en razón. Descubrió lo peligroso de esto y como pondría en riesgo su futuro. Era claro, el hombre consiguió lo que quería, me había visto con lupa y yo como idiota sucumbí ante sus encantos.

Llegó el viernes y esperaba que el día pasara sin noticias ni vistas de aquel hombre al que ya no le quedaban lugares por besarme. Intenté alejarlo de mi mente y dejar de torturarme con pensamientos de abandono, nunca me había ofrecido un futuro ni nada por el estilo, nunca estuve obligada a nada y yo necesitaba su distracción. Ya lo había disfrutado.

«Era algo para distraer la mente» me repetía.

«No duele»

Me encontraba junto a los chicos en el aula de clase, hablábamos y bromeábamos mientras el sonido de la alarma para el receso se hacía presente. Felipe no había desaprovechado oportunidad en todo el día para estar cerca de mí, cualquiera lo vería como un novio marcando su territorio. Solo eran abrazos y besos (en la mejilla, aclaro) había sido posible evitar pensar en él y me divertía hasta que un chico de menor grado ingresó al salón.

—Disculpen. —se reacomodó la garganta cuando todos los estudiantes se giraron hacia él —Sofía Montenegro —Pronunció mirando una pequeña hoja de papel.

Levanté la mano para indicarle que yo era la persona a la que buscaba. Se acercó temeroso hasta nuestro grupo.

—El profesor Dalmau necesita que recojas unos informes en su oficina. —Me tensé por un momento.

—Bueno aunque no esté el tipazo te pone a trabajar —pronuncia riendo Maya frente a mí.

Suelto el aire retenido en mis pulmones y me recuerdo que no está. Agradezco al chico por la información pero se queda parado allí, esperando. Suena el timbre y entiendo que debe llevarme. Tal vez le encargaron la llaves y debe cuidarlas con su vida.

DARK MINDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora