Capítulo 28

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No podía haber tenido un mejor día ayer, ni siquiera recordaba la última vez en que me había sentido tan feliz, tranquila y plena. Todas sus palabras, todos sus gestos me decían que le importaba, que por lo menos a una persona le interesaba hacerme feliz; era muy posible que fuera su modus operandi hacer sentir a las mujeres únicas para conseguir lo que quería y después huir, pero en estos momentos dejaría que él me usara para yo usarlo igual.

No estaba segura de poder lograrlo sin involucrar el corazón en todo esto pero intentarlo no me haría más daño del que todos a mi alrededor hacen, por lo menos Mariano me hacía sentir querida, deseada y eso era algo que descubrí muy tarde que necesitaba, me dio las fuerzas para rebelarme y tomar las riendas de mi vida y lo que quiero hacer con ella no lo que otras personas quieren de mí.

—Hola dulzura —Maya sentó su bonito trasero en la silla delante de mí con un par de porta comida en sus manos.

—Hola —le sonreí con dulzura. Aunque nunca habría pensado en una amistad con Maya esa noche en su casa cambio completamente mi forma de pensar hacia ella. —Maya muchas gracias por el vestido y por ayudarme...con todo. —pronuncié llevando mis manos al cuello y agachando mi cara hacia el libro que tenía sobre la mesa ocultando mi vergüenza.

—Tranquila, no pasa nada —se reacomodó el pelo como si quisiera restarle importancia a todo y yo pudiera sentirme mejor. Se lo agradecía. —¿Cómo estuvo tu cita?

—¿Qué? —casi me ahogo con mi propia saliva.

—Sí, tu cita —Giró los ojos como si fuera obvio ¿A caso nos vió? Sentí como el color abandonaba mi cuerpo—. Me pediste un vestido bonito y corto, querías mostrar esas piernas largas tuyas y además me pediste que ocultara las marcas de tu cuello para poder lucirlo. Obviamente tuviste una cita —sonrió con malicia— ahora dime quien era ¿Felipe?

—No. Nadie que conozcas —jugué con mis dedos sin poderle sostenerle la mirada.

—Mientes horrible —se agachó un poco para encontrarse con mi mirada— Eres consciente de que soy un grano en el culo y que descubriré quien es ¿cierto?

«Espero que no» Pensaba en cómo reaccionaría al enterarse de que el misterioso chico es Mariano, por quien está colada.

—No tiene nada de interesante, es solo un chico.

—Pues quiero saber quién es. No dejas que se te acerquen y ahora ¿tienes citas? Claro que necesito saber quién te está sacando de tu caparazón. Incluso estas compartiendo conmigo como si fuéramos amigas —puso sus manos en la cara haciendo un exagerado gesto de sorpresa estilo Mi pobre angelito.

—Exageras —respondí secamente.

—¿Eres consciente de que nos conocemos hace tres años y nunca habías compartido conmigo fuera de aquí? Además de que nunca cuentas nada personal a ninguno de los que nos consideramos tus amigos. En realidad, no estamos seguros de que pienses igual de nosotros.

—Lo siento —fue lo único que pude decirle.

—En fin, dejemos el drama y a comer. —estiró un porta comida abierto en mi dirección. En su interior había una apetitosa pasta con verduras y pollo que olía a cielo.

—¿Y esto? —señalé el recipiente platico curiosa.

—Mi madre te lo envió —mis ojos se empezaron a llenar de lágrimas imposibles de detener—. Dice que espera que te guste y... —me observó aturdida. No comprendía porque las lágrimas comenzaban a abandonar mis ojos a mares. Un gesto tan simple me quebró. —Mierda ¿Qué pasó? Si no te gusta la pasta no lo tienes que comer.

—No es eso —Tapé mis ojos con las manos intentado detenerlas pero era imposible— Es solo que hace mucho tiempo nadie tenía un gesto tan lindo conmigo.

DARK MINDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora