Mariano.
Conducía por las transitadas calles de Cali después de decidir llegar temprano a casa. No tenía nada por lo cual apresurarme por lo que disfruté del tráfico de la tarde mientras escuchaba algo de música. Al encender la radio me sorprendió escuchar aquella canción que cantaba Sofía a todo pulmón mientras íbamos camino al chalet. Una sonrisa iluminó mi rostro; ya hacía mucho que no sonreía y por supuesto tenía que ocurrir de esta manera. Ella era la única que lograba hacer que sonriera de manera espontánea, natural y sin intentar conseguir algo. Podrían llamarme masoquista pero escuché la canción hasta el final y en contra de todo pronóstico mi corazón se llenó de una sensación cálida.
Después de las palabras de Maya, me había quedado claro que Sofía se había alejado porque necesitaba estar segura de lo que fuera que ocurría en su hogar. Estaban todas las señales posibles, los comentarios en los que siempre decía que alguien le haría daño, como pedía que no hablara de su padrastro. Ese sobre todo debía ser la razón aunque si soy completamente sincero pienso que mi forma de ser, mis gustos también tuvieron participación en la decisión. Debí presionarla más con la información, que me confesara lo que le asustaba en las noches. Lo que no le permitía dormir tranquila o vivir tranquila. El por qué ya no celebraba sus cumpleaños. Ella había tomado su decisión y como decía en su carta probablemente en un tiempo podría hablar conmigo sobre eso. Era lo que yo realmente deseaba. Mi teléfono vibró en mi mano pero al observar el número decidí no contestar ya que no lo reconocía. Siguieron insistiendo haciéndome dudar, tal vez era algo importante.
— ¿Diga?
—Profesor Dalmau, gracias por atender.
— ¿Quién habla? —La voz al otro lado de la línea no me parecía familiar.
—Soy Maya. — Mi corazón se saltó un latido y después del discurso mental en el que le daría a Sofía todo el espacio que necesitara algo cambió. Si me daba la oportunidad de verla la tomaría sin importar que ese encuentro y sus palabras me destruyeran para siempre.
— ¿Aceptó verme? —pregunté con cautela.
—No. —Su rechazo incluso a través de otra persona dolía. Dolía demasiado—. Después de que usted estuvo en mi casa hablé con ella y me pidió que no le dijera en donde se encontraba.
— ¿Y decidiste llamarme para retorcer más el puñal en mi corazón?
—No profesor. Puede que tenga una percepción muy superficial de la persona que soy. No me interesa su sufrimiento en lo más mínimo. De hecho le insistí en que hablara con usted pero no quiso. —La escuché soltar aire, definitivamente la había molestado mi comentario.
—Lo siento. Por favor perdóneme —Le pedí con dificultad. Se quedó en silencio por algunos segundos, incluso revisé la pantalla del celular para comprobar que la llamada seguía en marcha.
—Sé que no es de las personas que se disculpan a menudo, se lo gradezco. También entiendo que está susceptible por todo lo que ha ocurrido y que Sofía significa mucho para usted. Por esa razón he decidido llamarlo.
— ¿Le sucedió algo? —Una corriente fría me atravesó la columna vertebral.
—No lo sé. Teníamos un trato, ella me llamaba cada día después de terminar su turno en el trabajo. De esa manera yo estaría más tranquila, sabría que estaba bien pero después de hablar con ella el día que usted vino no se ha vuelto a comunicar conmigo.
— ¡Maya eso fue hace tres días!
—Ya lo sé, ya lo sé. No podía decirle a mi madre que me llevara hasta donde se encuentra. Se supone que nadie debería saberlo, además no sé si la incriminaría en algo ilegal.
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DARK MIND
Aléatoire"Soy un monstruo, y me agrada" Mariano Dalmau es un atractivo profesor de filosofía y literatura con un gusto por las estudiantes pretenciosas, la mayoría muere por un poco de atención de su parte sin entender lo que eso realmente significaría. ...