Sofía.
—Hola, Sofía ¿Cómo estás?
—Nerviosa. —La doctora sonrió entendiendo completamente como me sentía.
—Dime, ¿qué tal dormiste?
—Dormí mejor que hacía mucho tiempo. —Recordé la manera en que me tocó la noche anterior, como se ocupó solamente de mí placer y se me erizó la piel.
—Eso me alegra, revisemos estos exámenes para que puedas respirar con normalidad. —Solté el aire que estaba conteniendo, era obvio que estaba muy nerviosa por la respuesta y ella no hacía más que darle vueltas—. Está bien, toma asiento por favor.
—Ay no.
—Es negativo Sofía. Te pedí que te sentaras porque hablaríamos del método anticonceptivo que usarías si no estabas embarazada.
—No vuelva a hacer eso doc, se me bajó la presión —dijo Maya tomando asiento a mi lado, estaba igual de nerviosa que yo.
Tuvimos una larga charla con ella para decidir que método sería el adecuado para mí, opté por una inyección. Así no tendría que preocuparme cada día por tomarme la píldora y estresarme si alguna vez se me pasaba. Estaba tranquila y feliz con el resultado, no estaba preparada para un hijo. No sentía que fuera algo que me impediría ser lo que quería ser pero de seguro si sería algo que retrasaría mis planes.
Volví a casa junto a Maya; en cuanto se cruzó con Martin la evidente cara de molestia de él me hizo darme cuenta de que la razón por la que no quería hablarme sobre nada que tuviera que ver con él era porque estaban molestos por alguna estupidez. Decidí que darles un espacio para que hablaran era lo mejor.
—Debo ver a Mariano —dije excusándome sin darles tiempo a ninguno de los dos a que protestara.
Caminé hasta su oficina. Estaba feliz por la noticia que le daría aunque por una extraña razón tenía un sentimiento de pérdida que no podía descifrar. Toqué antes de ingresar.
—Siga. —Su voz autoritaria demandó y asomé primero la cabeza como un ratoncito asustado al reconocer frustración en su tono. Su gesto era duro y arrugaba tanto el entrecejo que sus cejas se fusionaban en una.
Alzó la mirada e inmediatamente suavizó la expresión de su rostro.
— ¿Puedo pasar? —cuestioné dudosa desde la puerta aun sin asomar el cuerpo por completo.
—Siempre. No necesitas anunciarte rubia, eres la única que puede entrar y salir a su antojo en esta casa. —Se quitó las gafas y se sobó la cara como si quisiera borrar cualquier rastro de frustración en su rostro—. ¿Cómo estuvo la visita al médico? Esa a la cual tampoco me permitiste asistir.
Caminé hacia la silla donde se encontraba sentado y me senté en su regazo. Me acerqué a su rostro y lo bese lentamente.
—Excelente —dije y volví a posar mis labios en los suyos—. No estoy embarazada.
Su cuerpo se tensó y dejó de buscarme la boca.
—Oh.
— ¿Ocurre algo?
—No pensé que esa sería la noticia.
—Pero es algo bueno ¿no? Tu podrás ocuparte de tus cosas y yo de las mías.
—No había pensado en aquello como algo que podría impedirnos hacer algo Sofía —me apartó de su rostro.
— ¿Por qué estas molesto? — no entendía nada lo que estaba pasando.
—Yo...Yo, no lo sé. —Respondió frustrado —. Lo anhelaba aunque me aterrara.
—No entiendo ¿Querías un bebe?
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DARK MIND
Random"Soy un monstruo, y me agrada" Mariano Dalmau es un atractivo profesor de filosofía y literatura con un gusto por las estudiantes pretenciosas, la mayoría muere por un poco de atención de su parte sin entender lo que eso realmente significaría. ...