Mariano
Necesitaba sacarla de mi sistema, si la tuviera tal vez eso acabaría con la zozobra que siento cada que no estoy cerca de ella. Tal vez mi cuerpo me pide que la posea, pero cuando la tengo cerca algo me detiene, algo impide que la tome como lo haría con cualquiera y no entiendo que es.
Me devanaba los sesos intentando descifrar lo que sentía y eso me ponía más impotente.
—Profesor —una voz me sacó de mis cavilaciones.
Solo pude observarla con molestia al no dejar que me siguiera torturando a mí mismo.
—Lamento importunarlo pero está muy cerca la evaluación a maestros y quería informarle que es muy posible que se quede permanentemente si es una buena puntuación. —me informó la mujer mayor.
—Señora directora es usted muy amable por informarme, lamento mucho si no la recibí de buena manera. Tenía la cabeza en otro lugar. —actuar con amabilidad era algo a lo que no me acostumbraba a pesar de llevar muchos años fingiendo.
—Se ve preocupado ¿hay algo en lo que lo pueda ayudar? —parecía preocupada y eso solo indicaba que se sentía algo atraída por mí.
—No, tranquila. Son cosas personales
La mujer salió del despacho dándome el espacio que necesitaba, nunca pensé que un fin de semana pudiera ser tan largo. Necesitaba verla. No, necesitaba sentirla.
Me dirigí hacia el salón antes de que el timbre sonara y al entrar me sorprendió encontrarla sentada en la silla que me correspondía, estaba escribiendo algo en una libreta.
—Pensé que habías hecho la tarea el viernes —se giró y me regaló una sonrisa tímida, imagino que recordando esa noche. Se veía tan hermosa.
—No es tarea —respondió acomodándose un mechón tras la oreja.
—Ah ¿no? —Avancé hacia ella — ¿Qué es?
—Nada —cerró de golpe la libreta.
Estaba allí sentada alzando la mirada para observarme parado frente a ella, podía percibir la tensión entre nosotros.
—Te ves bien en esa silla —le indiqué mientras imaginaba muchas manera de tomarla ahí mismo. Se sonrojó como si me hubiera leído el pensamiento.
Se levantó de la silla quedando muy cerca de mí, no sabía si lo hacía a propósito pero me tentaba demasiado.
—Lo siento, ya voy a mi silla —giró para dirigirse allí y no pude evitar detenerla. La tomé por la muñeca y la atraje hacia mí.
—Necesito besarte —le advertí y no esperé a que me diera su consentimiento.
Tomé su nuca y la atraje, así sus labios quedarían mas al alcance de los míos invadí su boca intentando tomar de ella todo lo que me fuera posible antes de que sonara el timbre, no había palabras solo respiraciones agitadas. Detuve el beso antes de que el timbre me obligara a detenerme y no pudiera calmar lo que ya ocurría en mis pantalones.
La giré contra el escritorio, calmarme cerca de ella era una tarea casi imposible. Me pegue a su espalda, tiré su cabello a un lado para tener mejor acceso a su oreja.
— ¿Sientes cómo me pones? —Cuestioné pegando mi entrepierna a su trasero —Es demasiado difícil contenerme. —Su respuesta fue pegarse más a mi dureza. Un gruñido escapó de mi garganta. Mi cuerpo me gritaba que la tomara, ella lo deseaba al igual que yo, eso no podía disimularlo. —Ve a tu silla. —ordené
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DARK MIND
Random"Soy un monstruo, y me agrada" Mariano Dalmau es un atractivo profesor de filosofía y literatura con un gusto por las estudiantes pretenciosas, la mayoría muere por un poco de atención de su parte sin entender lo que eso realmente significaría. ...