Capítulo 3

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Molly ya le había dicho varias cosas sobre Sherlock pero lo que Joan estaba viendo en aquel momento lo superaba todo. La energía con la que el detective hablaba, se movía y pensaba parecía no terminarse. Pero el trato con las personas no parecía su fuerte.

"Se enfoca en el caso con pasión. No ve a las víctimas como víctimas sino como la partida, el inicio del caso. Es casi un juego para él. No. ¿Qué estoy pensando?" -escribiría más tarde en una especie de diario- "No es una máquina aunque lo parezca"

Llegaron a las oficinas principales de Nine O' Five y al parecer estaban esperando a Holmes.
Todas las personas con las que se entrevistaron cooperaron con amabilidad. Esto, junto a otros hechos que sólo Sherlock Holmes pudo recavar, evidenciaron la inocencia de la empresa. Más específicamente, de las personas que laboraban allí.
Cuando salieron del gran edificio un frío penetrante les heló el rostro y con ello una oleada de hambre hizo que el estómago de Joan rugiera.
Miró su reloj. 1:17 PM.
Pasada la hora del almuerzo y se había saltado el desayuno.

  - ¿Tienes hambre? -preguntó Sherlock como leyendo sus pensamientos.

  - Si.

  - Conozco un restaurante que queda cerca. Vamos.

Caminaron un par de cuadras y en una esquina de la calle encontraron el pequeño y acogedor restaurante.
La oscuridad causada por las nubes grises en el exterior no había alcanzado aquel lugar. Dentro varias lámparas hermosas iluminaban con calidez el ambiente.
Se sentaron a una mesa cerca de la ventana e inmediatamente un camarero llegó.
Después de que Joan ordenara su comida Holmes despidió al camarero sin pedir nada.

  - ¿No vas a ordenar nada?

  - No. No quiero distracciones.

  - Comer es una necesidad no un hobbie.

  - No es una de mis principales necesidades en este momento. Debo pensar.

Juntó sus manos en su habitual posición y las colocó cerca de sus labios.
Pasaron minutos eternos en los que Sherlock selló sus labios y cubrió su rostro con una fría concentración.
Joan ya había empezado a comer cuando el teléfono de Holmes sonó. Este lo tomó y después de un vistazo rápido a la pantalla, contestó.

  - ¿Si?... Perfecto. - colgó y miró a Joan- Los resultados del examen forence ya están disponibles. Tenía cáncer de páncreas y murió asfixiada.

Joan dejó escapar un leve suspiro, casi inexistente. Pero por supuesto nada escapaba a la mirada del hombre sentado frente a ella.

  - Estás aliviada. Pensaste que estabas equivocada.

La doctora se lo pensó un momento.
  - Hace mucho que no hacía eso, pensé que podría haber cometido un error.

  - ¿No crees en tus capacidades? Eres doctora. Tienes el título ¿o no?

  - El título sí, la licencia no.

  - Pero eso fué tu culpa.

Joan lo miró estupefacta mientras una vieja herida se abría en su interior.

Sherlock permanecía inexpresivo:
  - No debiste dejar que se venciera.

  - ¿Cómo sabes eso?

  - Después habrá tiempo para eso. Deberías apresurarte, tenemos una cita con el modelo amateur Julian Lyld.

Ella no insistió y guardó silencio.
Algo le había dicho ya Molly de aquel peculiar detective.
"No importa cuanto insistas en algo, si él no quiere responderte, no lo hará."

You can't solve me (SherlockBBC/Joan WatsonCBS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora