El humo del café recién hecho flotaba sobre la taza blanca y el olor aromatizaba todo el lugar. El ambiente dentro de la sala de estar del 221B de Baker Street era ligeramente oscuro como siempre.
Después de unos cuantos paseos más Joan y Sherlock se habían dado cuenta de que las cámaras de seguridad de la mansión en la que vivía Marie Willis efectivamente estaban fuera de servicio. Llamaron al ama de llaves quién respondió muy tranquila diciendo que veía innecesaria tanta seguridad cuando la única que vivía allí era ella. Los detectives no hicieron más preguntas y actuaron naturalmente para no alarmar a la señora. Porque sin duda aquello era sospechoso. Contribuía a guardar el secreto de los misteriosos sobres con dinero y planos. Pero tampoco podían dar por sentado la existencia de estos envíos, bien pudiera ser que Charles Orton estuviera inventando aquello. Así que acudieron a los dueños de las costosas residencias contiguas y bajo falsos nombres y profesiones (arquitecta y decorador de interiores) pidieron amablemente las grabaciones que aquellas cámaras pudieran haber captado de la mansión en cuestión.
Suena muy ilógico decir que todos los dueños aceptaron facilmente pero con las habilidades de actuación necesarias y el manejo apropiado de las palabras, ambos detectives lograron hacerles creer que, efectivamente, eran lo que decían ser.
Algunos factores importantes estuvieron de su lado por supuesto. La naturaleza despreocupada y frívola de los vecinos no dió paso a las sospechas.Las cintas no mentían.
Marie verdaderamente depositó sobres en el buzón.
Desafortunadamente sólo fueron capaces de ver partes aleatorias de las grabaciones tratando de abarcar la mayor parte de días que fueran posibles. Revisar exhaustivamente grabaciones completas de varias semanas hubiera sido demasiado sospechoso. Sin embargo lograron tener una idea concreta uniendo la información que le ofrecían las imágenes obtenidas de las grabaciones de otros vecinos.
Tal como Charles lo había dicho poco después de que el Primer Ministro saliera permanentemente de la mansión, Willis había cesado, paulatinamente, de enviar sobres.Un punto a favor del hijo del importante personaje.
Pero el marcador quedaría en empate pronto.
Gracias a las mismas grabaciones, pudieron observar las ocasiones en las que Charles Orton había salido hechando humo, notablemente conmocionado por alguna reciente discusión, concordando aquello con las palabras de Marie.
- Pero si ponemos ambas cosas en la balanza, -Joan se sentó en el mueble cruzando las piernas en posición de meditación- pesan más las acciones misteriosas de Marie Willis que las discusiones de Charles Orton con su padre.
- No sabemos la magnitud de las discusiones ni la intensidad de las amenazas. Además, me dijiste que había algo extraño en Charles, una chispa de sociópata o psicópata.
- Sólo fué una impresión.
- Tus impresiones suelen ser acertadas. Y está el hecho de que Orton te pareció relamente preocupado por la señora Willis y que sin embargo minutos después te ofreció, despreocupadamente, información sospechosa de ella para que te quedaras.
- Es probable... Parece que en realidad no le tiene mucho cariño.
- Pero nos limitamos a dos sospechosos cuando en realidad hay alguien más.
Holmes caminó hacia la mesita llena de libros para tomar su teléfono celular.
- Pensé que sólo Charles Orton y Marie Willis tenía conocimiento del gato.
- Según el Primer Ministro, sí. -se acercó a Joan mientras tecleaba a toda velocidad. - Recordé haber leído algo en un reciente y mediocre periódico. -le extendió el aparato a su compañera.- Aquí, en la sección de chismes, escrito con aires demasiado serios por un periodista que claramente odia su patético puesto y que intenta filtrar datos que a él le parecer importantes.
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You can't solve me (SherlockBBC/Joan WatsonCBS)
FanfictionJoan Watson deja New York y se muda a Londres en busca de un cambio en su vida mientras se reencuentra por fin con su amiga Molly Hooper. Acontecimientos fuera de su alcance la obligan a mudarse al 221 B de Baker Street junto al peculiar detective S...