Joan Watson deja New York y se muda a Londres en busca de un cambio en su vida mientras se reencuentra por fin con su amiga Molly Hooper.
Acontecimientos fuera de su alcance la obligan a mudarse al 221 B de Baker Street junto al peculiar detective S...
El silencio de Joan Watson alertaba a Sherlock. Tenía que hacerla reaccionar. La rodeó con su brazo y la llevó lejos del cadaver.
- Joan.
Ella lo miró aún asustada. Parecía regresar al presente lentamente.
- Sherlock...
- ¿Estás bien?
- ¡¿Cómo diablos voy a estar bien sabiendo que un cirujano psicópata estaba haciendo un doble tuyo?!
- ¡Shh! Está bien... cálmate.
- ¡No! ¡¿Cómo sabía de tí Sherlock?! ¡¿Cómo sabía un doctor español sobre Sherlock Holmes?! ¡Mira! -señaló la pared más próxima en la cual colgaba una foto de Sherlock cuando era apenas un niño.- ¡¿Cómo es que él tiene eso?!
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- Quién le dió información mía no trata de matarme ni hacerme daño.
Joan lo miró estupefacta y el continuó:
- Cuando hablé con Guillen él estaba muy seguro de saber mucho sobre mí. Indagé y pensé bastante en ello. Se quién le ha estado dando información mía.
- Oh no...
- ¿Lo sabes?
- Eurus.
- Lo sabes. ¿Molly te contó sobre ella?
- Si bueno, ¡tú no me dices nada!
- Joan, baja la voz.
En ese momento la mente de ella se lleno de la anécdota traumática que su amiga Molly le había confiado respecto a la intrigante Eurus. Y su ya asustada mente se turbó más al recordar las descripciones de los hechos lamentables provocados por la hermana menor de los Holmes.
- ¿Sigue siendo peligrosa?
- Joan...
- ¡¿Sigue siendo peligrosa?!
- No. -Sherlock tomaba a Joan de los hombros con mirada seria.- Bueno eso espero.
La doctora resopló y se soltó del agarre de Holmes. De pronto y sin previo aviso apareció la figura prolija y firme de Mycroft en la puerta. La doctora levantó los brazos al aire y resopló de nuevo:
- ¡Ahora tú! ¡Ah! ¡Todos los Holmes conspiran para matarme!
- También me da gusto verte Joan. -el mayor de los Holmes sonrió con diversión. Caminó hacia el cadaver con elegancia y después de un momento de contemplación dijo- Bueno, le faltó similitud en la nariz pero no puedes exigir un trabajo perfecto en estas condiciones. -lanzó una mirada desaprobatoria a la habitación-. Joan...
- No. -interrumpió Sherlock tajante.
- Déja que decida ella.
- Después de todo este tiempo aún me siento ajena a sus conversaciones telépaticas. -Joan sonaba fastidiada.
