Capítulo 15

834 83 9
                                    


Tres días habían pasado ya desde el caso Baltimore y todo había transcurrido con normalidad, dentro de lo que cabía.
Sherlock había vuelto a estar aburrido y volvía a hacer experimentos extraños. Pero Joan no se sentía la misma y todo lo que pudo hacer en esos tres días fué escribir.

Como había dicho la última vez, Sherlock tiene la extraña... habilidad de desligarse de sus sentimientos, especialmente en medio de un caso. Pero, como lo pude comprobar con lo que sucedió con la familia Baltimore, es eso precisamente lo que lo hace humano. Estoy segura de que el agente George pensó que a Sherlock no lo impulsaba el deseo de salvar a alguien sino el puro entretenimiento de llegar al final del problema, de descubrir quién era el chantajista. Pero en los instantes finales... él demostró que no permitiría que alguien perdiera la vida. Me parece que hace a un lado los sentimientos para no entorpercer la investigación. Al final, sé que él también desea que quién hace daño pague las consecuencias.
Ha hecho las cosas más extrañas para no aburrirse. Hoy en la mañana lo he visto lanzando cuchillos a una foto de un gorro pegada a la pared.
En otra ocasión encontré al gato del vecino en la mesa de la cocina. Al parecer, Sherlock  "accidentalmente" dejó que el gato ingiriera una droga somnífera. Y por supuesto, me obligó a mí a llevarlo a la casa del vecino y alegar que se había metido en nuestro apartamento. Y sin mencionar las múltiples partes humanas que he encontrado en el refrigerador, todo comprueba que Sherlock Holmes es un peligro cuando está aburrido.

〰〰〰〰〰〰〰〰〰〰〰〰〰〰〰

Creo que empezaré a cerrar la puerta de mi habitación con llave (aunque no creo que eso lo detendrá). Usó uno de mis sostenes para vestir a un maniquí y luego prenderle fuego.

〰〰〰〰〰〰〰〰〰〰〰〰〰〰〰

La mañana del cuarto día después del caso Joan había despertado más tarde que de costumbre.
Ella admitía que después de la difícil experiencia reciente no había podido dormir con tranquilidad en las noches y sinceramente el no tener nada que hacer no ayudaba.
El dinero que le había pagado Mycroft la había aliviado de todas sus deudas e incluso pagó la renta adelantada. No se preocupaba ya por hacer las compras teniendo que hacer cuentas del presupuesto, pero sabía que ese dinero se acabaría.
Volviendo a la mañana de ese día, Joan bajaba las escaleras a la sala de estar para tomar su laptop y marcharse a algún café luego, pero se encontró con una agradable sorpresa.
Mary y John estaban sentados en el sofá y ambos miraban en dirección al sofá de Sherlock. Tenían una sonrisa de pura felicidad en sus rostros.
Se veían tan felices.
Pronto Joan quizó descubrir qué los hacía sonreír con tanta dulzura y cuando se quedó en la puerta y lo vió, no pudo más que sonreír con la misma expresión.
Ahí estaba Sherlock. Sentado en su sofá con la pequeña Lili en su regazo, apoyada su espaldita contra él.
Holmes sostenía un libro en una mano, frente a él y frente a la niña. Y con la otra mano la sostenía a ella, manteniéndola segura.
Él leía en voz alta mientras la pequeña agitaba sus bracitos llena de energía.

  - La facilidad que tiene una molécula para escapar de la superficie de un líquido está relacionada con la resistencia de las fuerzas de atracción que hay entre las moléculas del líquido.

Joan se atrevió a intervenir en la escena, divertida por lo que estaba viendo:

  - ¿Quién necesita leerle cuentos cuando se divierta tanto oyendo sobre química?

Todos dirigieron la mirada hacia Joan.
Mary y John se levantaron y la saludaron. Esta vez, con un abrazo cada uno.

  - ¡Joan! Siento que no te veo desde hace décadas. -dijo Mary con esa sonrisa encantadora- Has estado ocupada con algún caso supongo.

You can't solve me (SherlockBBC/Joan WatsonCBS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora