Capítulo 13

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Tiempo después la doctora se encontraba frente a una caja llena de papeles. Mientras los leía no pudo evitar pensar en lo tenebroso que era aquello.
El MI6 tenía casi toda la vida de la familia Seinfield en aquellos archivos.
Al parecer, Frederick Seinfield había formado parte de una fuerte banda de vendedores de drogas hace algún tiempo.
Era ya de noche cuando Joan comió sólo un poco más y se dispuso a escribir en su agenda-diario:

Él nisiquiera come o duerme y eso, debo admitirlo, me preocupa. Pero supongo que si sigue vivo después de algunos años llevando a cabo esas prácticas, está bien.
Es increíble como logra despertar la admiración de los que le rodean, incluyéndome a mí.
Aunque también puede despertar irritación en los demás, incluyéndome a mí.
Su forma de ser es diferente del resto. Jamás he conocido a alguien así. He observado la capacidad, casi aterradora, que tiene de desligarse de los sentimientos. Esto lo hace parecer inhumano ante todos. Pero yo creo que es eso precisamente lo que lo hace más humano...

En ese instante el detective apareció en la puerta y Joan cerró con disimulo su agenda.

  - ¿Los encontraron? -preguntó.

  - Si. El niño no recordó exactamente todo pero me dió los datos suficientes para acortar nuestra búsqueda. Max pudo ver que el hombre que lo atacó era bajo y fornido, tenía algo blanco en las manos y unas manchas negras en la muñeca de la mano derecha. Eso nos dice que el atacante es un profesor.

Joan frunció el ceño. Sherlock se sentó en su sofá y estuvo a punto de explicarle todo pero ella lo detuvo:

  - No. Déjame intentar.

Holmes pareció divertido:

  - Adelante.

  - Asi que... lo blanco puede ser tiza, las manchas negras... ¿tinta? Y... sólo alguien de la escuela sabría que Max iba allí a recibir tutorías de matemáticas. ¿Alguien dentro de la escuela, con tiza encima y tinta en su muñeca? Un profesor.

Él sonrió levemente:

  - Correcto. -Joan sonreía triunfante- Te faltó analizar otras probabilidades y era muy fácil en realidad, pero bueno.

  - ¡Vamos! Déjame disfrutarlo por un momento. -Joan volvió a los documentos y continuó- Entonces... ¿dónde encaja esto?

  - ¿Encontraste algo?

  - Bueno, Frederick Seinfield formó parte de una banda de vendedores de drogas tiempo atrás. Eran aproximadamente 30 integrantes. Pensé que dentro de ellos podía estar el chantajista. Verás, Frederick se comportaba correctamente, incluso le redujeron la sentencia en prisión. No me extrañaría que casi nadie supiera de su pasado. Quién lleva a cabo las amenazas pudo haber obligado a cualquiera que viviera mucho más cerca de los Baltimore pero no lo hizo, buscó a la única persona en el vecindario que tuvo relación con el contrbando de drogas en el pasado.

Sherlock se puso de pie, unió las manos y las acercó a su barbilla.

  - Tal vez el chantagista está dentro de esos 30 integrantes y el atacante de Max está en la escuela.

Se acercó a la ventana pensativo.
Su mirada se fijó en algo, entrecerró los ojos y en una fracción de segundo su rostro se tiñó de una expresión de reconocimiento.

  - ¿Pasa algo?- preguntó Joan.

El detective no dijo nada y en cambio salió corriendo escaleras abajo.
La doctora se puso de pie de inmediato y mientras lo seguía gritó:

  - ¡Sherlock!

Llegaron a la puerta de entrada, Sherlock la abrió bruscamente.
El auto negro y misterioso que habían visto una vez en las grabaciones del frente de la casa de los Seinfield pasó a velocidad considerable.
La puerta del pasajero se abrió y un hombre fué lanzado.
El vehículo se marchaba y Sherlock corrió tras de el.
Joan se inclinó hacia el hombre. Estaba golpeado brutalmente.

You can't solve me (SherlockBBC/Joan WatsonCBS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora