Capítulo 10

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El caso había sido resuelto un día antes del regreso de Joan al Centro Mortimer.
La convivencia entre la doctora y el detective había sido casi armoniosa.
Al menos ambos estaban conociéndose mejor en el transcurso de la semana. Esto no quitaba el hecho de que Joan se llevara múltiples sorpresas con Sherlock.
El era... simplemente único.

La doctora Watson había pasado de ser compañera de sobriedad a ser moduladora de las charlas de los ex adictos.
Había pensado que su reciente llegada a Londres justificaba un ligero cambio en su profesión y por supuesto la directora del Centro estuvo de acuerdo con ella.
La gente simpatizaba con Joan de manera inmediata y eso facilitaba en gran medida las reuniones.
Una tarde camino al apartamento el teléfono de Joan sonó y ella contesto despues de ver el nombre de Sherlock en la pantalla.

  - ¿Si?

  - No vengas ahora.

  - ¿Por qué?

  - Porque necesito frijoles.

  - ¿De qué hablas?

  - Marca "Lucy". El único lugar en el que están disponibles es en el supermercado que está a una cuadra del Centro Mortimer. No te será difícil llegar. Tiene que ser de esa marca, es escencial.

  - Pero...

Los pitidos continuos sonaron en el oído de Joan.
Ya había colgado.
Empezando a acostumbrarse a las excentricidades de su compañero de apartamento, Joan imaginó que aquellos frijoles debían tener alguna relación con algún caso. Pero por más que le dió vueltas al asunto no consiguió entender cómo rayos podrían ser relevantes en cualquier caso.
Ingresó al atiborrado supermercado. Estaba repleto de gente. Suspiró y se encaminó a buscar los "escenciales" frijoles.
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En cuanto terminó la llamada, la puerta fué abierta de una patada. Un hombre vestido completamente de negro entró, con arma en mano.

  - ¡Sherlock!- gritó la señora Hudson desde las escaleras.

  - ¡Tranquila señora Hudson! ¡Son simples gajes del oficio!- replicó el detective poniéndose en guardia.

El hombre hizo ademán de apretar el gatillo pero Sherlock logró lanzar una patada que arrojó el arma por los suelos no sin que antes una bala impactara en la pared de la cocina.
El hombre se avalanzó sobre él y le rodeó el cuello con sus enguantadas manos. La fuerza que empleaba el encapuchado obligó a Holmes a retroceder hasta que su espalda quedó pegada al vidrio de la ventana.
Los segundos transcurrieron y Holmes perdía el aire, pero pronto hizo acopio de todas sus fuerzas y empujó a su atacante hasta que este quedó hechado encima de la mesa-laboratorio. Varios artefactos cayeron al suelo haciéndose añicos.
Sherlock tomó uno de los que aún estaban intactos y lo estrelló en la cabeza del intruso. Éste cayó al suelo mientras el detective recuperaba el aliento tambaleándose de un lado a otro. Luego de unos segundos de descanso el hombre gateó a toda velocidad hacia el arma pero su oponente la alcanzó antes.
Sherlock apuntó el arma hacia el encapuchado, tomó su teléfono celular y marcó rapidamente sin dejar de ver a su objetivo.

  - Ahora. - dijo jadeante a la persona al otro lado de la línea.

Como si la palabras hubieran sido dirigidas al intruso éste corrió a toda velocidad escaleras abajo.
Sherlock dejó que el arma se deslizara de su mano hasta que cayera con delicadeza al suelo, se desplomó en su silla y trató de recuperar el aliento. Segundos después escuchó los inconfundibles pasos de Joan.

  - ¿Sherlock?

  - ¿Si? -respondió él tomando su laptop y fingiendo escribir algo.

Joan apareció dentro de la sala con una bolsa del supermercado y la colocó en la desordenada mesa en la cocina.

You can't solve me (SherlockBBC/Joan WatsonCBS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora