Capítulo 62

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Llegaron pronto a la gran mansión del mayor de los Holmes.
Aún en el auto Joan dijo:

- Creí que empezaríamos a investigar a los Yuki.

- Familiarízate con los archivos de toda la investigación que están dentro, tal vez tú veas algo importante que yo pasé por alto.

- ¿Y tú qué harás?

- Hablaré con uno de los detectives encargados de la investigación hecha a los Yuki.

- ¿Por qué no puedo ir yo?

Holmes resopló:

- Porque el detective Scott se niega a hablar de un caso con personas ajenas a el.

- ¿Y tú estuviste involucrado en la investigación?

- Sí.

- Bien... llámame si necesitas algo.

Él asintió sin mirarla, ella bajó del auto y lo vió marcharse.

Ingresó a la mansión a toda prisa, hecho un vistazo a los documentos relacionados a los Yuki, tomó un par de hojas, unas prendas y las introdujo en su bolso.

Caminó saliendo de la extensa propiedad a pesar del frío.

No se tragó la mentira de Sherlock.

Él se dirigía a otro lugar.

Seguramente peligroso.

Decidió olvidarse por un momento de lo que Sherlock hacía y emprendió su propia investigación.
Para conocer más a los Yuki, debía frecuentar los lugares que ellos frecuentaban. Así que se dirigió a una de las calles más peligrosa de Londres.

Se había recogido el cabello, llevaba un gorro negro e iba lo mas abrigada posible. Era importante pasar desapercibida y que nadie viera en ella rasgos posibles de identificar luego.

Fué a un restaurante primero.
La comida era horrible y no había ningún Yuki, a pesar de que fuera un lugar bastante frecuentado por ellos.
Decidió luego ir a un bar atestado de personas ebrias y posibles criminales.

Si no encontraba nada allí, iría a una tienda para despistar a los que bien pudieran estar observándola y luego se iría a casa.

Si se metía a todos los puestos comerciales sí que despertaría dudas y como Sherlock había dicho tenía que tener cuidado.

Para fortuna suya (si es que cabe llamarle fortuna) encontró a un grupo de unos 5 o 6 integrantes de la banda criminal. Y un hombre barbudo que parecía conversar con todos ellos.

Se sentó en el lado de la barra que estaba más próximo a los criminales. Con suerte tal vez oiría algo.

Pidió un trago y lo tomó a pequeños sorbos.

Después de un tiempo de escuchar conversaciones sin importancia escuchó el rozar de los pasos de alguien que se acercaba a un costado suyo.

- ¿Qué hace tan sola señorita?

Se volteó finjiendo estar sorprendida y trató de proseguir con su actuación de manera natural.

Era el líder de los Yuki.

Suspiró:

- Olvidando las penas supongo.

- ¿Con tan poco alcohol?

- Tengo que trabajar mañana. La vida sigue ¿no?

El hombre ya entrado en años y vestido de negro se sentó en el taburete a la par de ella.

You can't solve me (SherlockBBC/Joan WatsonCBS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora