Capítulo 4

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La encargada de la biblioteca le sonrió a Sherlock pero este pasó de largo sin saludar. Joan sonrió apenada a la pobre señora.
El detective se había detenido en uno de los pasillos y ojeaba un libro con ahínco. Se detuvo en una página, la leyó con concentración y sonrió.

  - "La Primera Luna".

Le extendió el libro a Joan. Ella lo tomó y leyó con rapidez.

  - ¿Una secta?

  - Beth Collins, Julian Lyld y el tal Baltazar son parte de la secta La Primera Luna.

Joan señaló un dibujo en la página.
  - Es el mismo diseño de los collares que Beth y Baltazar llevaban.

Sherlock pareció ligeramente sorprendido de nuevo.

  - No esperaba que lo notaras. - se recuperó de su leve letargo y continuó- Al principio pensé que era un ridículo detalle propio de su noviazgo pero cuando vi que la libreta de la cual Julian arrancó la hoja de papel en el café tenía la misma ilustración, empecé a dudar. He aquí la verdadera explicación.
Estos tres individuos forman parte de una olvidada secta que se reúne en un túnel.
Debe estar ubicado en un punto clave.

Cerró los ojos con concentración y luego de unos segundos los abrió de golpe.

  - ¡Las bicicletas!

  - ¿Las bicicletas?

  - Habían dos, fuera de la mansión, en un lateral. Las ruedas tenían la misma tierra arenosa que Lyld traía en su rodilla y en sus zapatos. ¿Por qué usar bicicletas? Porque el lugar está cerca. No podían arriesgarse a ir a pie, sería sospechoso. Las bicicletas, en cambio, coinciden a la perfección con sus fachadas de pacifistas preocupados por el medio ambiente.
¡Lyld! La tierra en sus zapatos y rodilla estaba fresca, el olor a moho reciente, sudaba un poco a pesar del frío. Se dirigió del túnel al café. No podía haber llegado desde su agencia sino hubiera estado mejor vestido. Caminó bastante, al parecer no puede costearse un taxi. ¿Dónde? ¿Dónde está ese túnel? Está en un punto clave. - cerró los ojos de nuevo y dió unos cuantos pasos, luego de unos segundos se detuvo y los abrió de golpe otra vez- Ese tipo de tierra sólo se ecuentra en los escombros del antiguo museo de arte Mason. Debajo hay un túnel. Está prohibido el paso. ¡Es el lugar perfecto! Está a una calle de la mansión Collins, a dos cuadras de la agencia a la que pertenece Lyld y a cinco cuadras del café en el que nos reunimos.

Joan luchó contra todo su ser para no hacer otra exclamación por las asombrosas habilidades del detective y en cambio comentó:
  - ¿Crees que esta secta tenga algo que ver con el asesinato?

  - ¡Por supuesto! Pero debo encontrar las pruebas. Asi que ya es hora de que volvamos a casa.

"Casa... Me pregunto si yo puedo llamarle así" pensaba Joan mientras abordaban un taxi.
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La tarde pasó con prisa y liviana. Joan Watson estaba en su dormitorio cuando recibió un mensaje de texto.

Molly
¿Cena esta noche? ;)

Le respondió de inmediato y se vistió para salir.
Cuando bajó a la sala de estar se encontró a Sherlock sentado a su mesa con la computadora portátil encendida y varios papeles a su alrededor.

  - Sherlock, saldré un momento a cenar con Molly. ¿Podrías decirle a la señora Hudson que hablaremos de la renta cuando llegue? Dile que no me demoraré mucho.

El detective permaneció tan quieto como una estatua.

  - ¿Sherlock?

You can't solve me (SherlockBBC/Joan WatsonCBS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora