El gran día había llegado.
La nieve aún caía pero el frío era más soportable.
Joan bajaba las escaleras a toda prisa, con su vestido protegido en una bolsa de tela negra colgando del brazo. Los zapatos, el maquillaje y algunos accesorios aguardaban en un bolso colgado de su hombro.
Se fué directo a la cocina a preparar algo de café.
Su teléfono sonó.- Hola señora River.
La dulce risa de Molly se escuchó:
- Aún no, pero pronto. Odio apresurarte pero ¿ya vienes?
- Estoy en camino.
- Eso no es verdad.
- Estoy haciendo café.
- Tendré dos tazas listas si vienes ya.
- Si no las tienes en cuanto llegué no seré tu dama de honor.
- Correré el riesgo.
Ambas rieron.
- Bien, ahora sí, voy para allá.
- ¡Si! Ok. Hasta pronto.
- Bye. - tomó sus cosas de nuevo y caminó hacia la sala - Sherlock, si vuelves a utilizar mi shampoo... oh no.
El detective estaba recostado en el sofá.
El rostro enrojecido y sudoroso, los ojos irritados y vidriosos mientras una paquete de pañuelos descansaba en su pecho.- Estoy bien. - dijo con voz conjestionada. - Y no estoy drogado.
- Soy una doctora, se reconocer un resfriado.
- ¿De verdad?
Ella se acercó a tocar la frente de su compañero para comprobar que tenía fiebre.
- Nisiquiera enfermo pierdes esa actitud. - Lo miró largo rato.
- Sí voy a ir a la boda.
- Pudes ir solo un rato...
- No. Es su boda. No voy a ir solo un rato.
- Lo sé, lo sé. Pero estarás bastante incómodo.
- Sobreviviré.
- Bien, ayudaré a Molly y luego vendré a verte ¿ok?
- No tienes que venir. Puedo cuidarme solo.
- Seguro que si. Pero es mejor que alguien cuide de ti.
La doctora se marchó dejando a Holmes reflexivo.
Las mejillas le ardían.
Era la fiebre.
Tenía que ser la fiebre.
Nada más que eso.
¿O no?La casa de Molly era un caos lleno de adornos color blanco, olor a barniz de uñas y a laca para el cabello. Una musiquita de violines provenía de alguna parte y Joan estaba segura de que la tetera que descansaba en la mesita de centro contenía alcohol.
Entro a la aún más caótica habitación de la novia y la encontró medio arreglada.
El cabello estaba listo, el maquillaje medio terminado, el vestido sobresalía en el fondo de la habitación, colgado en lo alto, haciendo alarde de su inmaculado color blanco y sus destellos plateados.La mirada de ambas amigas se encontraron y un brillo cómplice y lleno de felicidad surgió en sus ojos.
Joan olvidó su café y se puso manos a la obra.
Después de un arreglo concienzudo de cada detalle que bien duró un par de horas, la novia estaba lista.
Joan y las damas de honor se alejaron un poco para admirarla.

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You can't solve me (SherlockBBC/Joan WatsonCBS)
FanfictionJoan Watson deja New York y se muda a Londres en busca de un cambio en su vida mientras se reencuentra por fin con su amiga Molly Hooper. Acontecimientos fuera de su alcance la obligan a mudarse al 221 B de Baker Street junto al peculiar detective S...