Capítulo 22

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- Asi que... señor Holmes. ¿Ya adivinó quién soy realmente?

  - Yo no adivino.

  - ¡Oh! Cierto, usted deduce ¿no? Adelante, cuéntenos.

  - Usted es Edward Clifton. Cambió su apellido para ser alguien totalmente diferente a su hermano. Finjió ser un rehén más de Mason pero era usted quien estaba detrás de todo, hizo todo ese espectáculo para poder continuar con su red de chantaje. Odiaba a su hermano pero se aprovechó de la deuda que él tenía con usted por haberlo sacado de prisión y lo chantajeó al mismo tiempo con revelar a la policía que fué quien mató a su madre y no un ataque al corazón. Su hermano sabía que corría peligro pero nunca imaginó que usted llegaría a matarlo.

  - ¡Vaya! ¿Y dió con todo eso en el tiempo que le tomó llegar hasta aquí?

  - Dí con todo esto en el momento en el que me ataron.

Edward rió.

  - ¡Oh por Dios! Señor Holmes, me sorprende.

  - ¿Ayudaste a tu hermano a salir de prisión y luego lo mataste? -susurró Joan.

Clifton acudió a ella y la miró a los ojos.

  - Tenía que librarme de cualquier atención molesta, querida. Tenía que continuar trabajando. ¿Sabes cómo lo hice? -sonrió como si estuviera a punto de contar una anécdota divertida- Me vestí de pastor, visité a mi hermano, hice que se "convirtiera", -alzó los dedos haciendo comillas con ellos- él salió de prisión. Chantajeé al centro de ayuda a exconvictos para que lo dejaran estudiar y chantajeé a la directora de la escuela Marshall para que le dieran trabajo. Todo fué estríctamente planeado. Y funcionó ¿ves?

  - ¿Por qué confesarse?- preguntó Sherlock poniéndose de pie con dificultad- Pudo simplemente seguir con sus amenazas. ¿Por qué traernos hasta aquí y decirnos esto?

  - ¿No está claro señor Holmes? -extendió los brazos al aire- ¡Por Joan por supuesto!

El detective frunció el ceño.

  - ¡Ah! Lo entiendo... no es bueno con los sentimientos ¿no? Déjeme explicarle entonces. -empezó a caminar con lentitud, como sopesando cada segundo que pasaba- Usted se interpuso en mi camino, pero no lo hizo solo, trajo a esta hermosa mujer con usted. Al principio no puse mi atención en ella pero poco a poco demostró ser invaluable. -miró hacia ella con los ojos brillantes- Ella es increíble y usted lo sabe.

  - Ha estado vigilándonos, supongo.

  - Precisamente.

Hizo una señal con la mano y un hombre se acercó con una laptop. La abrió y reprodujo un video. En la pantalla aparecía un ambiente familiar.
El cuarto de Joan.
Ella entrando.
Ella leyendo.
Ella cambiándose de ropa.
Joan cerró los ojos con fuerza. Se sentía asqueada de Edward e invadida al mismo tiempo. Un escalofrío le recorrió y sintió como el peligro de aquella situación y su realidad contundente se cernían sobre ella.
Sherlock miraba al criminal con ojos centellantes de furia.
Edward pasó a abrir varias fotos de Joan y del detective en las calles de Londres, durante sus investigaciones del caso. Cuando Clifton volvió su mirada a Holmes (quien todavía lanzaba sus miradas con intensidad asesina) simplemente rió.

  - ¿Qué pasa señor Holmes? ¿Está celoso de que ví a Joan en ropa interior y usted no?

  - ¿¡Qué quieres!? -gritó Sherlock con fuerza.

  - ¡Oh! Claro, debemos pasar a la acción ahora.

Volvió a su laptop y abrió otra página.
Un video en vivo se transmitía.
Joan no pudo contener las lágrimas. Éstas se deslizaron por sus mejillas en silencio.
Sherlock miró a Joan y en cuestión de segundos entendió todo.

You can't solve me (SherlockBBC/Joan WatsonCBS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora