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Estaba cansada de las miradas de pena que la acompañaban allá a donde fuese.

<< Esa es la chica que perdió a sus padres en un accidente de  moto >> decían con lástima << Pobrecita >>.

Aquel << pobrecita >> la acompañó durante meses, hasta el punto en el que empezó a creérselo de verdad. Ya no era Áurea, sino << la pobre Áurea >>, y eso estaba afectando a su forma de ser. ¿ Cómo esperaban que siguiera adelante si ellos no hacían más que recordárselo ?

Por eso decidió irse a vivir con su hermana a Nueva Orleans. Era bastante distinto a Tejas (rádicalmente distinto, siendo honestos) y aún estaba tardando en acostumbrarse.

Sin embargo, nada más proponérselo, su tutora legal le había advertido que tenía problemas económicos y que no le vendría mal que le echara una mano.

Enseguida Áurea se había puesto a trabajar. Amaba a Carol, y era la única familia que le quedaba. No sería una carga para ella.

<< Recuerda - le advirtió - si te preguntan que tal me va...

- Sí, lo sé, no diré nada de esto. Sigues trabajando en la empresa y vamos superándolo. Me sé la frase de memoria.

Carol depositó un beso en su mejilla con una sonrisa. Ella siempre estaba más pendiente de lo que pensaban los demás.

- ¿ Te he dicho que te quiero ?

Áurea se encogió de hombros y bromeó, disfrutando del momento de felicidad que pronto se desvanecería.

- Alguna que otra vez >>

EternityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora