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El inconveniente del Dark End era que estaba a unos 15 minutos en coche de su casa. Media hora, si como ella, tenías que coger un autobús. Además tenías que hacer transbordo a mitad de camino, lo que, si no tenías suerte, lo alargaba otros diez minutos más.

Esa era la razón por la que Áurea no iba muy a menudo.
Sin embargo, a Mark le encantaba ese bar, con todo el ambiente de un pub inglés, y
la arrastraba siempre con él.

- ¿ Dónde estás ? - le preguntó a través del móvil - Llevo rato esperándote, la gente va a pensar que mi cita me ha dado plantón...

- No soy tu cita - rió la joven despidiéndose con una amable sonrisa del conductor - Y acabo de bajar del bus.

- Que curioso, estoy viendo en la parada a una preciosidad con una chaqueta roja. Si tú no eres mi chica, no te importará que utilice mis encantos, ¿ verdad ?

Áurea giró sobre sí misma divertida, sabiendo que se refería a ella, y cortó la llamada.

Lo localizó en la entrada del bar, y no dudó en correr hacia él y colgarse de su cintura como un koala, abrazándolo con brazos y piernas.

- Vaya, no me ha hecho falta usar mi carisma - bromeó dándole una palmadita en el culo.

- Te he echado mucho de menos - sonrió bajando al suelo y entrando en el local, agarrándolo por la cintura a la vez que él pasaba el brazo izquierdo por su hombro.

- Todas lo hacen, cariño - replicó él, empujándola suavemente hacia una de las pocas mesas libres.

- Eres increíble - suspiró ella, pero aunque fingiera molestarse, esa era una de las cosas que más le gustaban de él. Era un don cómo conseguía cambiar cada frase que decía a su conveniencia.

- Lo sé. ¿ Qué te apetece tomar ?

- ¿ Cocacola ? - sugirió mientras él se levantaba.

- ¿ Es enserio ? - Mark se detuvo alzando una ceja - ¿ por qué no pruebas con algo más fuerte ?

- No me apetece - respondió encogiéndose de hombros. No entendía aquel afán de la gente adulta por las bebidas alcohólicas potentes.

- Sosa - le picó él sacando la lengua.

Áurea rodó los ojos ante su actitud infantil, y lo vigiló con la mirada mientras pedía por los dos.

- ¿ Nunca vas a aceptar salir conmigo ?

Esperó a que dejara los vasos sobre la mesa y se sentara para responder.

No podía negar que Mark era atractivo, pero tampoco podían hacerlo las cien chicas que iban detrás de él.
Tenía el cabello rubio oscuro, los ojos verdes y un cuerpo trabajado. Y era sin duda, la persona más divertida que jamás había conocido.

- Cuando crea que lo nuestro duraría más que unas semanas... Es decir nunca.

Él se llevó la mano al pecho fingiendo estar afectado.

- Auch... eso ha dolido.

La dieciocho-añera sonrió inocentemente, encogiéndose de hombros mientras daba un sorbo de su cocacola-light. Chica sana.

Ya cuando lo conoció el primer año de universidad, Mark estaba hecho todo un don juan. Y Áurea aprendió (por las malas)a no enamorarse de él.

- Bueno, ¿ cómo van las vacaciones ?

- Una pregunta para nada habitual en estas fechas - se burló su amigo de su originalidad para buscar temas de conversación- ¿ debería contestar "mal" para cambiar un poco ?

- Odio tu sarcasmo - respondió con una falsa sonrisa, apretando una de sus mejillas.

- Menuda mentirosa te has vuelto - se alarmó negando con la cabeza. Áurea no tuvo más remedio que volver a reír.
Justamente por eso, Mark le hacía bien. Era un poco de luz sobre la oscuridad en la que últimamente estaba sumergida.

Cuatro horas y siete refrescos (copas para él) después, Mark y Áurea seguían teniendo temas de los que hablar.

Rió cuando le contó la vida de su prima con sus dos hijas gemelas. De solo imaginarse a la pobre mujer confundiéndolas constantemente...

Su risa aún estaba por estinguirse cuando Áurea pareció ver una figura conocida detrás de Mark.

Estaba conversando con un hombre un poco más mayor que él, y estaba segura de lo que veía. Era él... sin duda.

Pareció notar que le observaban, porque su mirada subió para encontrarse con la de ella.

Por la expresión de su rostro, Áurea intuyó que también la había reconocido, cosa que quedó confirmada cuando alzó la mano para saludarla.

La chica devolvió el saludo, y sonrojada, abandonó su intensa mirada para volver a la conversación con Mark. Pero él se había dado cuenta de que algo pasaba y se había callado.

- ¿ Qué pasa ? ¿ A quién saludas ?

- Nada importante, solo acabo de encontrarme con un cliente de la librería - le contó y él se volvió sobre su silla para echarle un vistazo al susodicho. Su mirada oscura aún seguía clavada sobre ellos, pero se interrumpió cuando Mark comenzó a analizarle con el ceño fruncido.

- ¿ Y te gusta ? - preguntó pícaramente volviéndose hacia su amiga.

Áurea lo observó disimuladamente. Y justo en aquel momento, él volvió a mirar en su dirección, como si hubiera escuchado la pregunta y quisiera saber la respuesta.

La joven soltó una carcajada. Como si pudiera escucharles desde tan lejos... menuda imaginación la suya.

- No lo conozco- decidió contestar finalmente.

- ¿ Y qué ? - rió Mark bebiendo de su vaso de ginebra - No te estoy preguntando si te quieres casar con él, sino si te atrae.

- ¡ Claro que me gusta su físico ! - exclamó demasiado rápido. Mark alzó las cejas divertido, y ella se apresuró a añadir - Cualquier chica con dos dedos de frente pensaría lo mismo.

- Vaya, vaya- sonrió no muy convencido echándole otro vistazo al desconocido, que ya no estaba prestándoles atención, pero que sin embargo esbozaba una pequeña sonrisa genuina - parece que voy a tener competencia...

EternityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora