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Pero al contrario de lo que el Original pensaba, la chica estalló en carcajadas.

- ¿ Vampiros ? Venga, 'Lijah, se te podría haber ocurrido algo mejor - bromeó entre risas.

Él suspiró, rodando los ojos, y se levantó ágilmente.

Se acercó a la puerta del vestidor, y enseñándole su dedo índice a Áurea, le dijo :

- No me crees, ¿ verdad ? ¿ Y cómo explicas que pueda hacer esto ?

Y con fuerza, atravesó la madera del armario ante su mirada, dejando un perfecto círculo sobre la puerta.

La risa de Áurea se apagó, y observó la puerta con los ojos muy abiertos.

- Qué diablos...

- Y cómo explicas... - prosiguió Elijah, utilizando su velocidad para tumbar a Áurea sobre la cama y colocarse encima de ella, apoyándose sobre sus codos para no dejar caer su peso sobre su cuerpo - ¿ Qué pueda hacer esto ?

Áurea tragó saliva, nerviosa, sin saber si era por lo que estaba pasando o por lo cerca que estaba de ella.

- Bien, me rindo - susurró, con el corazón latiéndole a mil por hora - pero adivina una cosa ; me da igual.

Y ante la mirada confundida del Original, cerró los ojos y acortó la poca distancia que los separaba.

Elijah le siguió el beso sorprendido, pero pronto se olvidó de ello, y se centró en los labios de la joven moviéndose sobre los suyos.

Tras interminables y a la vez cortos segundos, los abandonó, y desplazó su recorrido por su mandíbula en dirección descendente.

Áurea se tensó cuando los labios de Elijah rozaron su cuello, y no pudo evitar recordar la escena anterior.

Él lo notó, y levantó la cabeza lo justo para decir :

- Tranquila, no voy a hacerte daño.

Áurea asintió, relajándose, y cerró los ojos mientras él comenzaba a besar y succionar la zona.

Mordiéndose el labio, revolvió el pelo del vampiro, tirando de su cabello distraídamente.

Las manos de él se colaron dentro de su camiseta, y recorrieron con ansia su cuerpo.

Áurea soltó un gemido involuntario, lo que hizo que él la mirara con una sonrisa traviesa que ella jamás había tenido la oportunidad de ver.

Sonrojada, tomó su rostro entre sus manos, y volvió a besarle, metiendo las manos bajo su camisa y acariciando sus abdominales.

Elijah soltó un suspiro, con los ojos algo más oscuros de lo normal, y ella volvió a la realidad.

- 'Lijah, yo...

- Lo sé - sonrió él acariciando su mejilla con el pulgar - he estado esperándote durante cientos de años, pequeña, puedo esperar un poco más.

Áurea se puso colorada a más no poder, y riéndose, se escondió en su pecho.

- ¿ Qué pasa ? - preguntó él divertido.

- Nada. Solo es muy embarazoso - dijo con una risilla, y separándose, se serenó un poco - ¿ A qué te refieres con lo de que llevas cientos de años esperándome ? Por cierto, ¿ cuantos años tienes ?

- Treinta y cuatro - contestó con una sonrisa, sin dejarla ir.

- Hace...

- dos siglos y medio.

Áurea lo miró fijamente.

- Eres muy viejo.

Elijah rió ante su brillante observación.

- Espero que eso no sea un problema.

- No - sonrió - no lo es.

El Original asintió aliviado, y tomó su mano para dejar un pequeño y cariñoso beso.

- Te falta contestar a la otra pregunta - le recordó.

- He vivido muchos años, Áurea, pero puedo asegurarte que jamás había sentido algo tan fuerte como lo que siento por ti - confesó, observándola con atención.

- Entonces creo que por fin voy a tener la respuesta... ¿ te acercaste a mi cuando era pequeña por...

- Porque me enamoré de ti desde la primera vez que te vi- terminó por ella.

- ¿ Cuantos años tenía ?

- Cinco o seis. Estabas perdida, en la calle. Te chocaste con mi hermano Niklaus, y desde entonces no te he quitado el ojo de encima. Incluso cuando no podías verme.

Una sombra de tristeza cruzó el rostro de la joven.

- Cuando... cuando te fuiste... ¿ me seguías observando ?

- Todos y cada uno de los días- confirmó apretando suavemente sus manos - Y no pasa ni uno solo en el que no me odie por haberte hecho sufrir. Pero jamás quise alejarme de ti, Áurea.

- ¿ Entonces por qué lo hicistes ? - preguntó dolida.

- No todos los... no toda la gente como yo es buena. Y hay una persona en concreto que, si supiera que estoy saliendo con alguien, no dudaría en matarte.

La espalda de la chica fue recorrida por un largo escalofrío. Vampiros. Peligro.

Elijah notó su miedo, y se inclinó hacia ella alzando su barbilla para que le mirara a los ojos.

- No dejaré que te pase nada malo. No me lo perdonaría.

Áurea asintió, y adormilada, se dejó caer en los brazos de Elijah con un suspiro.

La noche se les había echado encima con la charla y todo el cansancio acumulado le estaba haciendo efecto.

- Es tarde, será mejor que descanses - sugirió el Original besando su frente y levantándose, preparado para irse - Mañana seguiremos hablando.

La joven asintió, con los ojos casi cerrándosele, y lo llamó antes de que él saliera por la puerta.

- Elijah, no te vayas.

El vampiro la miró fijamente, desde el umbral de la puerta.

- No creo que a tu hermana le haga mucha gracia - sonrió.

- No creo que eso importe - replicó ella, sonriendo inocentemente y abriendo las sábanas para hacerle un hueco.

Elijah asintió, finalmente convencido, y tras desabotonarse la chaqueta del traje y dejarla sobre la silla, se quitó los zapatos y se tumbó al lado de Áurea.

La chica, con algo de frío, se acurrucó junto a él para buscar su calor.

El Original soltó un gruñido, que ella contestó con unas risillas.

- Lo siento - se disculpó sonrojada.

Elijah pasó uno de sus brazos por encima de la cintura de Áurea, y la atrajo hacia si.

- Buenas noches, 'Lijah.

- Noches, pequeña.

Y finalmente ambos cerraron los ojos.

EternityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora