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- ¡ Niklaus !

La voz del mayor de los Mikaelson retumbó por la recepción de la entrada a la mansión.

El susodicho alzó la mirada de entre los libros que estaba leyendo, que trataban sobre hechizos contra los hombres-lobo, y le miró con una expresión interrogante.

- ¿ Qué pasa, Elijah ?

- ¿ Kol ? - preguntó cortante, agudizando el oído, sin resultado - ¿ Dónde está ?

- Salió hace un rato, dice que había quedado con alguien a las tres y media - contestó con aire distraído, sin prestarle mucha atención.

- Será imbécil...

Klaus levantó la cabeza, y observó la puerta que se cerraba con un gran estruendo.

Cerró el libro con la primera llama de curiosidad.

Primero, por el tono enfado de Elijah. Segundo, por el insulto que acababa de soltar. Y tercero, por el reciente portazo. Era obvio que alguien no estaba de buen humor...

Klaus estaba levemente sorprendido. No era que su hermano mayor no se cabreara nunca, y que no hubiera nada que le afectara, pero jamás, en los decenas de siglos que había pasado junto a él, lo había demostrado de esa forma. Elijah tenía la asombrosa capacidad de mostrarse impávido ante cualquier situación que se desarrollase.

Pero no, desde que el Original había vuelto a ver a Áurea, le resultaba enormemente difícil controlarse.

Elijah suspiró, y tomó una bocanada profunda de aire dejando de correr.

Miró a su alrededor, para asegurarse de que nadie le había visto aparecer de la nada. Y se cruzó con la mirada entre sorprendida y asustada de una mujer mayor.

Se planteó compulsionarla, pero no quería perder más tiempo. Así que con seriedad, levantó su dedo índice y lo colocó delante de sus labios en señal de silencio.

La anciana, que algo tenía de supersticiosa, no quiso meterse en problemas extraños y asintió siguiendo con su camino.

El vampiro agudizó el oído, y fue pasando de unas voces a otras, hasta que localizó la de su hermano.

Y lo que escuchó no le gustó en absoluto.

"Dame una oportunidad, Áurea. No te defraudaré. No te haré daño."

Elijah apretó la mandíbula y avanzó treinta y tres metros por la calle en apenas un segundo, justo a tiempo para ver como Kol se inclinaba sobre la chica, con sus manos colocadas a ambos lados de sus mejillas.

Y entonces la besó.

Elijah sintió cómo de su corazón partían chispas de ira, llamas que se esparcían por todo su cuerpo a través de sus venas.

Y no pudo contenerse.

Avanzó a grandes pasos hacia su hermano, y lo separó de ella tirándole bruscamente hacia atrás de su chaqueta de su estúpido look de "chico malo".
Aunque en eso tenía razón ; él no le convenía.

Sin poder evitarlo, su brazo se movió involuntariamente hacia delante, movido por sus emociones, y atizó un buen puñetazo sobre la cara de su hermano.

- ¡ Elijah ! - gritó Áurea horrorizada.

Kol se separó unos pasos atrás, poniendo la mano para taponer la sangre que salía de su nariz.

Agitó la cabeza tras el golpe, y miró al vampiro con una sonrisa traviesa y desafiante.

- ¿ Algo que objetar ?

Un pinchazo recorrió las manos de Elijah, que volvieron a cerrarse en puños para golpearle.

Kol soltó una exclamación consternada, sintiendo el dolor de nuevo en su nariz rota. Pero esta vez no se quedo mirando. Esta vez, Kol Mikaelson devolvió el golpe.

Y así se inició la pelea.

Áurea gritaba con los ojos llorosos, preocupada y asustada por ambos, pero ninguno de los dos le hacían caso.

Estaban demasiado ocupados dando un buen espectáculo digno del boxeo de las grandes pantallas a todo el corro de gente que se había reunido a su alrededor.

Ninguno de los dos hacía uso de su velocidad o fuerza vampírica, pero pegaban lo justo para que esa diferencia sobrenatural no fuera percibida.

Áurea se sintió asqueada al ver a algunas personas animar la pelea como una panda de animales.

- ¡ Kol ! ¡ Elijah ! - gritó de nuevo, pero todo lo que hizo por querer separarles fue en vano hasta que los originales se vieron rodeados por las sirenas azules.

- ¡ Basta ! - gritaron los agentes entrando en acción.

Los Originales se miraron con odio en los ojos, y aunque podrían haberse deshecho de ellos en un abrir y cerrar de ojos, fingieron ser separados por los policías y se echaron hacia atrás mientras "trataban de soltarse" para proseguir con la pelea.

- ¿¡ qué pasa aquí ?! - gritó cabreado el jefe de la patrulla.

- Solo la estaba besando y éste se me ha echado encima - escupió Kol fulminando a su oponente con la mirada.

- ¡ Te advertí que no te acercaras a ella ! - espetó Elijah, furioso.

Los dos siguieron con la mirada chispeante y desafiante durante varios minutos más, sin prestar atención a la bronca que los policías les estaban echando.

Solucionado el conflicto, los agentes soltaron a los dos hombres, que se ajustaron la ropa con un gesto molesto, y volvieron hacia sus coches.

- ¡ La próxima vez no llame por una estúpida escena de celos, señorita ! - le reprocharon a Áurea, que atontada, asintió con la cabeza y observó cómo los coches se ponían en marcha y desaparecían avenida abajo.

Confundida y aún con las emociones sobre la piel, se giró para observar a ambos, que seguían discutiendo verbalmente.

¿ Eso había sido ?
¿ Una escena de celos ?

EternityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora