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Vampiro.

Criatura que se alimenta de la esencia vital de otros seres vivos (usualmente bajo la forma de sangre) para así mantenerse activo.

En algunas culturas orientales y americanas aborígenes, el vampiro es una deidad demoníaca o un dios menor que forma parte del panteón siniestro en sus mitologías.

En la cultura europea y occidental, así como en la cultura global contemporánea, el prototipo de vampiro más popular es el de origen eslavo, el de un ser humano convertido después de morir en un cadáver activo o reviniente depredador chupasangre.

Lo cierto es, que la palabra "vampiro" se podía resumir en una sola cosa : peligro.

Porque un vampiro tenía dos caras, una opuesta a la otra.

Tenía sus cualidades humanas y morales, su honor, su lealtad, y tenía también una parte oscura que a veces dominaba todo su ser.

Niklaus escuchó los lamentos de su hermano mayor.

Y supo que finalmente, había pasado.

- Sinceramente, me sorprende que aguantaras tanto - comentó abriendo la puerta y entrando en la celda - debías amarla mucho.

Esa es una de las cosas más dolorosas de perder a un ser querido. El cambio de tiempo verbal, que nos recuerda constantemente que esa persona ya no está en nuestras vidas.

Elijah se encontraba sentado en el suelo, desolado, con las mejillas surcadas de lágrimas y un nudo formándose en su garganta.

Tocó su piel, pálida, fría.

Rozó sus labios con sus manos. Labios que nunca más se moverían para besarle.

Acarició sus mejillas, que no volverían a sonrojarse.

Observó sus ojos apagados, sin el brillo característico que tanto había admirado.

Y sintió el odio recorrer sus venas.

- Está muerta - susurró con la voz rota, sin despegar la mirada de ella y apretando los puños a ambos lados de su cuerpo.

- Brillante observación - se burló el híbrido.

Esas dos palabras hicieron estallar el control de Elijah.

Con un grito de furia, se abalanzó sobre su hermano, cargando con toda su fuerza con él hacia la pared.

Se escuchó un sonoro crujido, provocado de los huesos de Klaus al partirse, y éste cayó al suelo con una mueca de dolor.

- Lo admito - masculló poniéndose en pie - me has pillado desprevenido.

Y contraatacó.

Fue una pelea digna de admirar.

Puños contra puños, miradas contra miradas.

Los dos Originales llevados por la ira y el odio, por el dolor y el sufrimiento. Distintas razones, pero iguales reacciones.

Sus gritos se escuchaban por toda la mansión, y pronto, Kol y Rebekah se asomaron piso abajo, atraídos por el jaleo que se estaba formando.

Aunque las paredes de la mazmorra estaban construídas para repeler la fuerza de un vampiro, algunos de los bloques que las construían estaban hechos pedazos, o agrietados hasta el punto de que parecía que con tocarlos iba a acabar de romperse.

Kol y Rebekah se miraron entre sí con una mirada significativa.

Pasaron de largo a sus dos hermanos, que seguían enzarzados en su brutal pelea, y se asomaron una por una a las celdas, hasta que la encontraron.

Rebekah soltó una exclamación consternada mientras que Kol abrió los ojos desmesuradamente.

- Niklaus... - murmuró arrodillándose frente al cuerpo de la chica y acariciando su cabello.

- Ha dejado seco a Elijah y lo ha encerrado aquí hasta que no ha tenido más remedio que alimentarse de ella - asintió la rubia, expresando en voz alta las palabras del brujo.

Rebekah dejó a Kol lamentándose ante la fallecida, y con lágrimas en los ojos, salió en dirección a la pelea.

Lloraba por Áurea, lloraba por Elijah, y lloraba por Niklaus. Por la falta de una, por el corazón del otro, y por la decepción del último.

En la familia Mikaelson jamás podrían ser felices. Jamás reinaría la paz.

Continuó caminando, y cuando llegó hasta ellos, agarró a cada uno del cuello y los separó airada.

Rebekah sabía que ambos eran más fuertes que ella, y que podrían apartarla en cualquier momento, pero no se amedrentó.

Los sujetó uno a cada lado, y escupió con furia :

- ¿ Es que no os dais cuenta de que jamás dejaremos de destrozar a nuestra familia ?

Los dos Originales no contestaron, y siguieron retándose con la mirada.

- ¿ Tienes idea de lo que has hecho, Niklaus ? - escupió clavándole cuchillos con la mirada. El híbrido abrió la boca para responder, pero fue rápidamente interrumpido por su hermana - No, no la tienes. Tu hermano, que ha estado ahí para nosotros como un padre, amaba a esa chica. ¿ Sabes el daño que le has causado ? ¿ Cómo te sentirías si Camille hubiera muerto ?

Una sombra de arrepentimiento cruzó la mirada de su hermano menor, pero pronto se disipó y fue sustituida por furia contenida.

- ¡ Estoy harto que siempre me dejeis al margen ! - exclamó, dolido - Todos dais por hecho que siempre doy lo peor de mi. ¡ Yo solo quiero formar parte de esta familia ! No quiero que me tengais miedo, quiero que me querais como el hermano que soy, quiero hablar de Marcel contigo, Rebekah, quiero tomarme unas copas y ligar con Kol, y quiero estar ahí cuando Elijah necesite consejo.

- ¿¡ Y por eso la mataste ?! - espetó el mayor de los Mikaelson, con los ojos aguados- ¿ Para que te prestemos más atención ?

- Nosotros prometimos que siempre estaríamos a tu lado, Niklaus - le recordó Rebekah - por y para siempre. Pero no podemos pasarnos la eternidad perdonando errores que nos partan el alma.

Entre el silencio que se formó con las duras palabras de la Original, que sugerían que Klaus no iba a tener una milésima oportunidad, que su relación fraternal se había acabado, se escuchó el carraspeo de Kol.

- Siento interrumpir... pero o me estoy volviendo loco o la piel de Áurea está menos pálida que antes.

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