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Elijah y Áurea observaron por la ventana cómo Carol se subía al autobús de la línea 4.

- ¿ A dónde va ? - preguntó el primero.

- Línea 4 ... - pensó Áurea - A ver a Mark.

- ¿ Mark es el chico que está enamorado de ti ? - frunció el ceño, sintiéndose celoso por primera vez en siglos.

- De las dos - le corrigió ella - Sé que en el fondo mi hermana está cabreada conmigo por eso.

- Bueno pero a ti no te gusta, ¿ no ? No tiene motivos para enfadarse contigo.

Áurea apartó la vista de la ventana y se dió la vuelta para mirarle a los ojos.

- Me sorprende que aún me lo preguntes - sonrió acariciando sus mejillas - ¿ Es que no lo he demostrado lo suficiente ?

El Original esbozó una pícara sonrisa, más tranquilo.

Le agarró suavemente de la cintura, y acercándose, se inclinó para besarla.

El beso fue encendiéndose por momentos, y Áurea comenzó a jugar con la corbata del Original, aflojándola y desaflojándola.

Él mismo se la quitó, y los temblorosos dedos de la chica comenzaron a desabotonar la camisa del vampiro.

Elijah se dió cuenta de su nerviosismo, y cogiéndola por la cintura la sentó encima de la encimera de la cocina.

Ahora era ella la que tenía que agacharse para besarle y él ponerse de puntillas.

Los labios de Elijah se deslizaron por la mandíbula de la chica, bajando hasta su cuello.

Los sentidos del vampiro estaban más agudizados que nunca.

Escuchaba cada latido acelerado del corazón de Áurea, cómo su sangre fluía por su vena yugular externa, y sobre todo, como olía. Y era un olor extremadamente atrayente.

El Original sintió como su instinto de depredador aumentaba, sintió las venas de sus mejillas marcarse y sus colmillos afilándose.

Y entonces, con un swoosh, se separó de Áurea a velocidad vampírica hasta el otro extremo de la cocina.

Ella dejó escapar un jadeo, y confundida, observó a Elijah.

- ¿ 'Lijah ?

El vampiro crispó los puños y apretó la mandíbula. Todo en él le pedía una sola cosa ; sangre. Y su dulce voz no lo hacía más fácil.

- Dame un minuto, Áurea -masculló cerrando los ojos y tratando de relajarse.

La chica esperó, pero no pudo evitar volver a preguntar, preocupada.

- ¿ Estás bien ?

De un segundo para otro, Áurea se vió empujada contra la fría pared de la cocina, atrapada por los brazos del Original.

Abrió los ojos como platos, sorprendida y asustada, al ver como los ojos de Elijah estaban completamente negros, y las venas debajo de ellos resaltaban contra su piel. Pero lo que verdaderamente le causó miedo fue lo que pudo ver en sus ojos ; hambre.

- Soy un vampiro, Áurea, y por mucho que intente controlarme, porque jamás querría hacerte daño, a veces me resulta muy difícil resistirme a mis impulsos - explicó con la voz ronca, mirándola fijamente a los ojos- ¿ Sabías que eres realmente atrayente ? Tu rostro, tus labios, tu pelo, tu tacto, tu olor... - Áurea se estremeció cuando él le acarició suavemente el cuello, en el lugar donde pasaban sus venas, y por un momento creyó estar delante de otra persona que no fuera él.

El vampiro acercó su rostro al cuello de la chica, inspirando lentamente su fragancia.

Estaba listo.

Y entonces...

- 'Lijah -le llamó con voz temblorosa - 'Lijah, mírame.

Y él lo hizo. Y confundido, reconoció a la chica que estaba frente a él, y a la que había estado a punto de hincarle el diente.

- ¿ Áurea ?

El Original sintió cómo una batalla entre su parte racional y su instinto animal se llevaba a cabo.

- 'Lijah, soy yo - Áurea acarició su rostro, haciendo que él volviese a mirarla a los ojos - Soy yo.

Y el agarre sobre sus muñecas se aflojaron, y la joven quedó liberada.

Elijah tomó aire profundamente, y se alejó un par de pasos atrás, con la mirada clavada en el suelo.

- Lo siento, Áurea - se disculpó, incapaz de mirarla a los ojos.

- ¿ Qué ha pasado ? - preguntó frotándose las muñecas enrojecidas.

El Original observó la marca que sus dedos habían dejado sobre su piel.

- Tengo que irme - masculló, abotonándose la camisa con rapidez y poniéndose de nuevo la corbata.

- Elijah - demandó una explicación, más tranquila, cruzándose de brazos.

Él suspiró.

- Me atraes en todos los sentidos, Áurea. Y eso incluye el instinto vampírico. Una pequeña parte de mi siempre quiere beber tu sangre... solo que esta vez ha conseguido controlar el resto.

- ¿ Por qué ? ¿ Por qué esta vez ?

- Estar... en contacto contigo me hace perder más la razón, y dejarme llevar más por mis impulso - explicó, mirando hacia sus propias manos, algo incómodo - Y hace mucho que no me alimento.

El silencio se hizo durante unos breves instantes.

Áurea tuvo ganas de darse una bofetada a sí misma.

Elijah era un vampiro. ¿ De verdad había llegado a creer que como era una buena persona no iba a comportarse como uno ?

- Tengo que hacerlo, Áurea - dijo intuyendo lo que estaba pensando - si no lo hago muero, al igual que tu si no comieses.

- Lo entiendo - suspiró cerrando los ojos - ¿ cada cuanto tienes que...

- Dos o tres días, aproximadamente.

Áurea se estremeció. Cada dos o tres días, él tenía que beber sangre de una persona.
Alguien que podría ser como ella, como Mark, como Hans, Lil o Carol.

- ¿ Y hace cuanto que no lo haces ? - continuó.

- Desde que volví a verte.

Áurea hizo los cálculos.

- Eso es casi un mes ya, Elijah. ¿ Cómo puedes aguantar tanto ?

- Fuerza se voluntad - se encogió de hombros, y alzó la mirada para verla - No me sentía capaz de mirarte a la cara después de haberme alimentado de alguien. Yo no soy bueno para ti, Áurea. Ya has visto lo que puede pasar. Deberías alejarte.

- Ya es tarde para eso - contestó escuetamente, acercándose a él y tomándole de la mano - Además, puedes controlarte, aunque sea difícil, ¿ no ?

Elijah observó sus ojos verdosos. Y asintió. Podía, podría.

- Bien. Entonces que no se te vuelva a pasar por esa cabecita tuya volver a alejarte - sonrió dándole un golpecito en la frente- recuerda que me lo prometiste.

- Y yo siempre cumplo mis promesas - sonrió levemente, apretando su mano - Debo irme.

Áurea le acompaño hasta la puerta, sin soltarle de la mano.

- ¿ 'Lijah ?

Él se volvió en el umbral de la casa y la miró interrogante.

- Cuando... - tragó saliva para decirlo - cuando te alimentes, compulsiónales para que lo olviden. No quiero que tengan las mismas pesadillas que yo.

El vampiro asintió, con una sonrisa apenada, y besando suavemente su mejilla, desapareció.

EternityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora