59

656 64 1
                                    


Con una nueva inspiración, Áurea volvió a la vida.

Un millón de sensaciones se acumularon como un torbellino en su cabeza.

Lo primero que percibió, fue que era capaz de escuchar cosas que no debería. Un pequeño ratón saliendo de su agujero, ruidos característicos de un bar de copas (aún sabiendo que no había ninguno en dos kilómetros a la redonda), su saliva pasando por el esófago...

Lo siguiente que le sorprendió fue la luz, y la claridad.

Observó las paredes que la habían retenido durante semanas.

Las tenía grabadas en la memoria, cada grieta, cada recoveco. Y sin embargo no recordaba haberlas visto de un color tan vivaz y brillante antes.

Se levantó rápido, demasiado rápido.

- C-cómo... - tartamudeó Kol, señalándola. Y no era el único confundido. Rebekah, y sobre todo Elijah, la miraban asombrados, como si acabara de vencer a la muerte.

Entonces recordó.

Involuntariamente, se llevó una mano al cuello, y sorprendida, se dió cuenta de que no había cicatriz alguna.

Entonces intuyó lo que estaba pasando.

Y por si acaso, las palabras de Niklaus resolvieron toda duda.

- Sabía que esta chica era demasiado importante para ti, hermano - comenzó, aproximándose a Elijah, que miraba la escena incapaz de articular palabra - de modo que antes de meterla en tu celda, mezclé con la comida que le llevaba un poco de sangre, no mía, por supuesto, no quería que se convirtiera en un híbrido. Quería vengarme porque me lo hubieras ocultado, 'Lijah, no que vivieras una eternidad de sufrimiento.

Rebekah miró a su hermano con orgullo mezclado con... ganas de darle un tortazo, básicamente. Había sido tan listo y tan estúpido a la vez...
Lo importante ahora es que Áurea estaba a salvo.

- Entiendo que no quieras verme un tiempo, así que aprovecharé para acompañar a Cami al norte. Tiene que hacer un viaje para allá - informó, colocándose la chaqueta, y palmeando la espalda de todos sus hermano- Buena suerte.

Y dicho aquello, desapareció.

Kol dejó de contenerse, y se acercó a Áurea para espachurrarla en un fuerte abrazo, ahora que sus huesos podían resistir tal fuerza.

- Bienvenida de nuevo.

Rebekah solo le sonrió, y haciéndole una seña a su hermano, dijo :

- Bueno, creo que será mejor que os dejemos solos. Tenías muchas cosas de las que hablar- y esprintaron escalera arriba.

Durante un par de minutos, ninguno de los dos dijo nada.
Los dos estaban demasiado sorprendidos como para decir algo.

- Bueno - empezó ella, al fin- así que ahora soy una vampira...

- Una vampira muy atractiva- asintió.

Elijah sonrió, y soltando una carcajada de felicidad se acercó a ella en dos zancadas para estrecharla contra sí.

Enseguida sus labios se buscaron, y haciendo uso de su velocidad vampírica, se besaron ansiosamente.

- Lo siento - se disculpó el Original entre beso y beso, sintiéndose culpable.

Áurea sonrió con algo de tristeza y se separó unis centímetros, lo suficiente para mirarle a los ojos.

- Estoy bien. Es suficiente- susurró - Pero no quiero volver a pasar por nada de esto, Lijah. No lo soportaría.

Él sonrió, acariciando sus mejillas y mirándola con ternura, como si fuera la cosa más hermosa que hubiera visto nunca.

- Eso es lo mejor de la eternidad, Áurea. Que cuando llega, ya has pasado por todo tu infierno.

EternityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora