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Áurea no estaba acostumbrada al alcohol. Era algo que le asqueaba.

El líquido quemando y bajando por su garganta... no entendía como a la gente le podía gustar aquella cosa. Ni siquiera tenía buen sabor.

Pero quizás no les gustara. Quizás solo hacían lo que ella ; ahogar sus penas. Y eso es lo que ahora mismo estaba haciendo.

Un vaso, y luego otro, y otro más. Hasta que acabó perdiendo la cuenta.

Pero el dolor no se fue. Seguía sintiendo las palabras de Elijah zumbando en su cabeza, repitiéndose una y otra vez.

Si no te gusta, ahí tienes la puerta.

¿ Por qué todo lo bueno que le pasaba tenía que arruinarse tarde o temprano ? Sencillamente, no era justo.

La vida no e sjusta, Áurea - se recordó, tomando un nuevo chupito - si no mamá y papá aún seguirían aquí.

Cuánto los echaba de menos... más que nunca desearía tener a su madre a su lado para recibir sus buenos consejos, y el padre al que siempre quiso abrazar.

Sus amigos le decían que acabaría superándolo... pero sinceramente, Áurea no creía que eso era algo que pasaba en ese tipo de situaciones.
Solo se ignoraba el dolor, la ausencia, pero éste nunca acababa por irse del todo.

Al menos, aún tenía a Caroline. No sabía que habría hecho todos aquellos años sin su hermana mayor.

Metida en sus pensamientos, mirando pensativa su vaso, apenas se dió cuenta de cómo un hombre se acercaba a la barra a su lado, y se llevó un buen respingo al escuchar su voz.

- Una chica tan hermosa como tú solo debe de estar bebiendo sola para una cosa ; olvidar.

Áurea lo miró de reojo.

Tenía el pelo rubio oscuro, como apagado, y los ojos de color claro. Su estatura era totalmente normal, aunque seguía siendo un pelín más alto que ella (especialmente si ella estaba sentada) , y se movía con un aire de seguridad y superioridad envidiable.

- Y bien, ¿ qué estamos olvidando, amor ? - sonrió de forma ladeada mientras con un gesto de la mano ordenaba otra copa al barman.

- El final de un principio - bromeó alzando su vaso y dando un golpecito con el de él.

El desconocido asintió y brindó con ella, vaciando el contenido de su copa de un trago.

- Ilumíname - comentó pícaramente - ¿ A qué te referías con eso ?

Su acento. Eso era lo que había dejado descolocada a Áurea. Era algo parecido al británico, aunque a decir verdad, tenía un poco de todo. Quien sabe, quizás hubiera vivido en michos sitios.

- Lo típico. Un chico - suspiró dejando el vaso sobre la mesa y girándose para encarar a su nuevo compañero de copas.

- ¿ Corazones rotos ?

- Algo así... - se encogió de hombros - solo es otra discusión más.

- La reconciliación es la mejor parte - respondió alzando las cejas, y haciéndola reír.

- ¿ De dónde eres ?

- Veo que no hay manera de disimular mi acento... vengo de muchas partes, amor, pero nací en Mystic Falls.

- Lo conozco - señaló Áurea - una amiga de una amiga vive allí.

- ¿ Y cómo se llama la amiga del trabalenguas ? - sonrió jocoso.

- Bonnie Bennet. Ella y mi amiga, Lilian,se conocen gracias a sus abuelas, según creo.

Súbitamente, el hombre pareció más interesado por la conversación, pero segundos después su mirada volvió a ser la que era.

- Bueno, ¿ y cómo se llama tu enamorado ? - retomó la conversación.

- Elijah - suspiró ella. Solo habían pasado un par de horas, pero ya le echaba de menos. Ya tenía ganas de que se reconciliaran.

- ¿ Elijah ? - preguntó frunciendo el ceño - ¿ Elijah qué ?

Áurea sufrió un dejavoú , y recordó que esa misma situación se había repetido tiempo atrás, y su novio le había contado después que el tal Marcel era el vampiro que salía con su hermana Rebekah.

¿ Y si...

Áurea se levantó, repentinamente incómoda, queriendo alejarse.

- ¿ Vampiro ? - susurró asustada, retrocediendo.

Los ojos del desconocido relampaguearon con la pregunta.

- No sabía que estabas enterada de ese mundo- se levantó lentamente- Admito que este encuentro se está volviendo lentamente - Así que, ¿ de qué conoces a Elijah Mikaelson ?

- Si me haces daño, te matará- amenazó con decisión, pero el hombre soltó una carcajada.

- No creo que lo haga después de todo lo que ha aguantado por mi, amor, pero aún así decidiré no arriesgarme. Me caes bien, quiero que esto dure un poco más.

Áurea tembló ante su sádica sonrisa.

- No voy a hacerte daño, humana, pero tienes que venir conmigo- advirtió poniéndose serio.

La joven miró a su alrededor, sabiendo que no había escapatoria posible. ¿ Por qué siempre se metía en problemas ?

- Tomo verbena, así que si me muerdes, no será muy agradable para ti - le dijo con voz temblorosa.

- Gracias por avisar. Esperaré a que el efecto pase - sonrió, y Áurea quiso darse un golpe en la cabeza por ser tan necia.

El desconocido la cogió bruscamente por el brazo, y tirando de ella la sacó del bar.

- ¿ Q-quién eres ? - acertó a preguntar mientras la jalaba por la acera.

Él se detuvo, y Áurea estuvo a punto de caerse al suelo.

- Niklaus Mikaelson. Encantado de conocer por fin a la chica de mi hermano - ironizó.

Y Áurea supo que lo malo solo acababa de empezar.

EternityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora