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Mark tamborileó los dedos sobre la barra de madera del bar.

Observó el reloj una vez más. Eran las siete y media ; tenía que estar a punto de llegar.

Y en efecto, la puerta se abrió, y segundos después la chica tomaba asiento a su lado.

- Hola Mark.

El susodicho levantó la cabeza de su vaso de tubo, y recorrió a la recién llegada de arriba a abajo con evidente descaro.

- Buenas noches, amor. Tan impresionante como siempre -la halagó y ella sonrió rodando los ojos, cosa que había notado que hacía muy a menudo - ¿ Sabes que podría haberte traído, verdad ?

La chica se encogió de hombros.

- Me gusta ir en bus. Voy escuchando música y me quedo pensando mientras veo Nueva Orleans pasar por la ventana.

Mark sonrió levemente.
Ella se dijo que esas eran sus mejores sonrisas. Las que no eran del todo amplias, las pequeñas sonrisas ladeadas que formaban un característico hoyuelo en su mejilla.

- Eres tan diferente a tu hermana...

- ¿ Podemos dejar a Áurea fuera de esto por hoy, por favor ? - suspiró molesta, y Mark le dió el gusto.

- ¿ Una copa ? - ofreció.

- Que sean dos.

Lo que la menor de las Monet no sabía, era que él y Carol habían estado saliendo durante un par de meses. No se lo habían dicho porque no querían que su relación influyera de alguna manera en la amistad que Mark y Áurea se tenían.

Sin embargo, por desgracia, Carol había descubierto que, si bien Mark tenía sentimientos hacia ella, los que tenía por su hermana pequeña eran aún más fuertes.

Había sido un golpe bajo, sin duda, darse cuenta de que su novio estaba enamorado de Áurea. Pero ya lo había superado.

Mark, por otro lado, estaba hecho un lío. Y la razón era muy simple ; le gustaban, las dos. Y no sabía si una más que la otra.

- Bueno, ¿ cómo va todo ? - preguntó él para cambiar de tema - ¿ conseguiste el ascenso que querías ?

- Aún no - respondió Carol tomando un sorbo de su bebida- pero estoy segura de que lo tendré pronto.

- Todo tiene su recompensa, te lo aseguro - la consoló Mark.

- ¿ Y tú ? - cambió de tema tras soltar un suspiro - ¿ Vas a llevarme a un desfile de moda algún día ?

A Mark se le iluminó la cara con la pregunta. Porque sí, tenía cosas que contarle.

- ¿ Adivina qué ? Tu modelo preferido tiene contratada una sesión fotográfica de Pull&Bear para dentro de dos semanas.

Carol abrió los ojos, gratamente sorprendida. Aún recordaba cuando se lo anunció. Un día entró en su habitación, y gritó << ¡ Quiero ser modelo ! No hay nada que puedas hacer, ya está decidido>>. En ese entonces, ella no había hecho más que reír. << Y yo quiero ser una cantante famosa, Mark >> le contestó en burla << No podemos conseguir todo lo que queremos >>. Y la réplica de su por entonces novio fue : << Te equivocas, yo sí>>.
Y un año más tarde, se había hecho realidad. Carol observó a su pequeño príncipe Paris. No podía dejar de compararlo con el héroe troyano, tan caprichoso y perseverante como era.

- ¡ Es genial, Mark ! - le felicitó con un pequeño abrazo- ¿ Cómo la has conseguido ?

- Uno tiene sus contactos - bromeó, sin poder evitar mostrar una sonrisa de orgullo.

Carol soltó una carcajada.

La incomodidad se esfumó a partir de aquel momento, y el resto de la velada transcurrió tranquilamente, con ambos perfectamente relajados. Siendo ellos mismos. Como los buenos amigos que eran.

- Hacía tiempo que no me divertía tanto, Mark - confesó Carol poniéndose su chaqueta al salir del bar - gracias.

- Eso es porque hacía mucho que no me veías - sonrió pícaramente, deteniéndose a su lado y frotándose las manos para entrar en calor.

- No creo que sea eso - le picó ella.

- Ya lo creo que sí.

Fue entonces cuando se dieron cuenta de lo que estaban haciendo.

Mark la miró fijamente a los ojos, y como tanteando el terreno, se acercó a ella. Sin embargo, intuyendo su intención, Carol dió un paso atrás.

- No puedo, Mark.

- ¿ Por qué no ? - preguntó dolido - Quiero otra oportunidad, Carol, quiero recuperar lo que teníamos.

La chica se mordió el labio, indecisa, y finalmente negó con la cabeza.

- Mark, tú me gustas - se sinceró - pero creo... creo que estoy enamorada de otra persona.

- ¿ Crees ? - se mofó, ocultando el mal que sus palabras le hacían.

- Sé que estoy enamorada de otro - se corrigió, aceptándolo por primera vez en voz alta - Lo siento, Mark.

Carol lo observó durante unos segundos, y sin tener nada más que decir se dió media vuelta y echó a andar.

- ¿ No quieres que te lleve ? - lo escuchó gritar - ¡ Es tarde !

- ¡ No hace falta ! - respondió sin darse la vuelta y sin dejar de caminar - ¡ Ya sabes que me gusta ir en bus !

Y esa noche más que ninguna otra.

Tenía mucho camino por delante, y mucho en lo que pensar.

EternityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora