«Imagina que vives sin miedo a tomar el riesgo de explorar la vida, no tienes nada que perder, sin miedo a estar viva en el mundo y sin miedo a morir.»
Elizabeth Evans.
Jake Matcurlyes.
¿Como olvidarlo? Mejor amigo de mi adolescencia.
Un completo loco sin igual.
Sus ojos cafés me miraban con adoración, su cabello oscuro enrollado, su piel incluso más morena que la mía, y sus labios, santa mierda que labios más hermosos.
Jake se fue de Pensacola hace siete años, con su familia, los cuales eran originarios de Londres por lo que se fueron a rehacer su vida ahí, su padre tuvo cambio de trabajo cosa que les ayudó bastante.
—¡Jake! Por Dios, cuanto tiempo.—El asintió y se lanzó a mis brazos en un fuerte y amoroso abrazo.
—¡Demonios, sí! ¡Chica estas preciosa! —me sonroje fuertemente, como si de una cria se tratase.
—Bah. Y dime, ¿qué es de tú vida? —le pregunté cuando nos alejamos. Él notó mi cambio de tema y sonrió negando con la cabeza.
—Han pasado tantas cosas...
—Tenemos tiempo. — afirmé con una sonrisa la cual el me devolvió.
Ambos nos sentamos en la arena y él empezó a contarme.
🕔...
Las carcajadas salían por sí solas de mi boca, mi risa tan suave que se escuchaba a cinco cuadras.
—¡Santa mierda! —me tomé el estómago entre las manos para controlar mi risa, cosa que fue estúpida y sin efecto alguno.
—¡Sí! ¡Y todavía viene y me dice, lo siento pero no soy gay! —ambos volvimos a reír.
¿Olvidé contar ese pequeño detalle verdad?
Jake es gay.
Me estaba contando como se enamoró de su actual pareja y futuro esposo, están comprometidos.
El típico cliché del homosexual reprimido, es decir, un hetero que jura y perjura que es hetero, aunque los hombres le llamen la atención.
Creció en una familia hetero, papá y mamá, hermana y hermano, abuela y abuelo. Todos heterosexuales, pero con él se rompió el molde.
Dicen que la homosexualidad se enseña, pero mi pregunta es, ¿Como es que Jake nació en una familia hetero y aún así es gay?
La homosexualidad no se enseña.
Ciertas personas tienen diferentes conceptos sobre la homosexualidad, ¿quieren saber el mío?
Aca está:
Creen unos y otros, curiosamente enfrentados la semana pasada, que las apetencias sexuales se pueden inculcar, aprender, enseñar. Es decir, que dependen del ambiente.
Y no. Uno es, al menos en las cosas más hondas y permanentes de su personalidad, lo que es. Uno siente las apetencias con las que vino al mundo. A ser homosexuales, bisexuales o heterosexuales no se aprende o desaprende con el ejemplo, con las cartillas, con el catecismo, con sermones. Sin duda hay roles de género aprendidos (que los hombres no cocinen o no cambien pañales, que las mujeres se ocupen de los oficios de la casa) que se pueden y deben combatir. Pero la identidad sexual y las inclinaciones del deseo no se educan, sino que son y deben respetarse.
ESTÁS LEYENDO
Estereotipos
RomanceElizabeth Evans: ella no es más que una mujer como cualquier otra, pero tiene algo que la hace diferente a las demás, ¿su físico? Quizás sí, pero no sólo es eso, son sus sentimientos, su manera de pensar, de actuar, su manera de demostrarle al mundo...