«Quemaré los puentes tras de mi para verme obligado a caminar hacia adelante.»
Elizabeth Evans.
—¡Quítate! —se escuchó un fuerte grito desde afuera, le enfermera a mi lado me miró asustada y yo solo reí.
—Llegaron los tíos. —le susurré a mis bebés.
—¡Yo soy la tía oficial tengo que ver a mi solecito! —abrí los ojos como platos, Natasha.
Entonces la puerta se abrió y seis personas entraron a corriendo a la habitación. Todos traían peluches, flores, globos, cajas. ¿Como trajeron todo eso en un avión?
—¡Felicidades! —gritaron todos al unísono.
—¡Ay madre! —gritó Harper cuando me vio, yo solté una risita y le dije que hiciera silencio. Todos asintieron y caminaron lentamente hasta rodearme me sentí como un ovni atrapado por el gobierno en pleno proceso de examinación.
—¿Gemelos? —alcé la cabeza y los ví. Nate, Harper, Natasha, Tony, mi madre y... Mi padre.
—Mellizos. —dijo mi madre por mí, sonreí y la miré.
Mi padre no decía nada, solo miraba fijamente a mis hijos.
—Quiero llorar. —dijo Natasha con los ojos aguados, sonreí con melancólia. —No tienen ni un pelo tuyo. Son idénticos a C... —abrió los ojos como platos. —Lo siento, yo... Sólo... Es la impresión...
—No te preocupes Natasha, es cierto, son idénticos a Connor. ¿Que ironía, no? Nueve meses en mi vientre, noches sin dormir, dolió como mierda a la hora del parto ¡Y se parecen a su padre! —chillé y todos rieron.
—Son preciosos. —dijo mi padre, lo miré impactada. Él y mi madre sabían que eran los hijos de Connor, yo había hablado con mi madre y le había contado todo, ella de seguro le dijo.
—¿Cómo les pondrás? —me preguntó Natasha. Tony apretó su mano como intentando calmar su emoción, yo reí al ver que ella le daba una mala mirada.
Miré a el pequeño, no tenía ni idea, el de la pequeña sí, pero ese no.
Pensé.
—Patch Cipriano. —dije riendo, Harper me miró feo y todos negaron. —Ese nombre es hermoso.
—Elizabeth, no le pondrás el nombre del personaje de un libro. —me reprendió Nate, blah, blah, patrañas.
—Ya, ya entendí, lo decía bromeando, amargados. —besé la cabeza de mi pequeño. —Matías Alessandro.
—Suena hermoso.
—Alessandro era el segundo nombre de mi abuelo. —dijo Natasha impactada. Asentí.
—Entre mis hijos no habrá guerra, no problemas, no disputas, ya no más. La familia Spinelli-Evans está unida, lo quieran o no. —dije con voz fuerte.
—Y yo estoy completamente de acuerdo con eso. —entró una mujer a la habítacion, venía en silla de ruedas. Estaba llorando, su cabello blanco, sus ojos claros, Margaret Spinelli. —Las noticias vuelan muy rápido. —dijo ella sonriendo mientras limpiaba las lágrimas. Más atrás entró una señora, castaña flaca de ojos azules, ¿Acaso en esa familia todos tenían los ojos claros? Joder.
—Yo... Bueno... Espero no molestarte, estaba con Harper cuando tu la llamaste, luego yo llamé a Tony, a mamá, y ahora están aquí. —dijo ella con cara angelical. Sonreí, no me molestaba, me parecía bien que mis hijos tuvieran con ellos el apoyo de una familia.
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Estereotipos
RomanceElizabeth Evans: ella no es más que una mujer como cualquier otra, pero tiene algo que la hace diferente a las demás, ¿su físico? Quizás sí, pero no sólo es eso, son sus sentimientos, su manera de pensar, de actuar, su manera de demostrarle al mundo...