«La felicidad es una elección, y si escoges ser feliz incluso
cuando atraviesas la oscuridad, puedes elevarte encima
de ella y transformarla.»Elizabeth Evans.
Me estacione frente al edificio Nacional donde se realizaría el juicio, guardé los lentes en mi cartera, me incliné y agarré los papeles el yeso en mi mano me dificultaba hacer todo.
—¡Eh, Elizabeth, vení dame eso! —me gritó alguien desde atrás, agradecí, Harper. La había llamado ayer cuando estaba en la clínica, ella sin dudarlo me fue a buscar. Y ahí estaba vestida con un vaquero de vestir de color negro y una camiseta blanca con un blazer, reí, parecía mi ayudante.
—Que bueno que estás aquí, no se ni como logré manejar. —reí y ella me fulminó con la mirada.
—¡Eres una maldita egoísta que piensa solo en sí misma! ¿¡Tienes idea del miedo que tuve de tí manejando con una mano!? ¡Condenada loca! —me dió un masote, reí y negué. Ella tomó mis papeles y cerró la camioneta. —Adentro está toda la familia Spinelli. —me dijo mientras caminábamos.
—¿Toda? —le pregunté, ella hizo un sonido con la boca. Ujum.
—Connor, Douglas, su mamá, he incluso hay una rubia al lado de Connor, él parecía no tomarla en cuenta pero ella insistía en que él le prestara atención. —rodó los ojos. Una rubia...
—¿Rubia a lo París Hilton? —le pregunté y ella asintió riendo.
—¡Demonios, sí! ¡Incluso los lentes de sol tienen pedrería de colores! —reímos.
Seguimos caminando hasta entrar a la sala, abrí los ojos, no entendía por qué había tanta gente, supongo que amigos de Douglas.
En una mesa a la izquierda estaba Douglas Spinelli con su abogado, el cual sonrió hipócritamente al verme. Le devolví la sonrisa, primeramente que todo la educación. Atrás de ellos estaba la familia Spinelli.
Mí mirada viajó hacia Connor, tan hermoso como siempre, su cabello rubio despeinado, una camiseta azul rey, vaya irónia, un vaquero sencillo, a su lado París Hilton versión pobre.
Bendito sea el Photoshop.
Esa mujer no era lo que las fotos decían, su cabello era rubio pollito intenso, su piel era como trigueña, cosa que no quedaba bien con su cabello. Sentí que Sharpay se quedó corta delante de esta mujer, estaba toda vestida de rosa, con un abrigo peludo rosa chillón.
—Siento pena ajena. —le dije a Harper y ella rio.
—Es horrible, y carga lentes de contacto, se le nota. Y de paso, tiene puesto más maquillaje que Kylie Jenner. —volvimos a reír.
La miré, era cierto, pestañas muy largas y postizas, colorete rosa, labios rojos, y cejas muy gruesas. La tipa parecía un transformista.
Connor cayó muy bajo con la muñeca Brad.
Mis tacones repicaron en el suelo de madera al caminar, levanté la cabeza demostrando que no era ni mejor ni peor que ellos, era Elizabeth Evans y eso nadie lo podría superar.
Toma eso, perra plástica.
Tony estaba sentado en nuestra mesa correspondiente, atrás de él dos guardias civiles. Caminé y él al verme se levantó.
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Estereotipos
RomanceElizabeth Evans: ella no es más que una mujer como cualquier otra, pero tiene algo que la hace diferente a las demás, ¿su físico? Quizás sí, pero no sólo es eso, son sus sentimientos, su manera de pensar, de actuar, su manera de demostrarle al mundo...